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Son muchas las cosas que la pandemia ha cambiado, y por suerte, las malas no llegaron para quedarse, pero sí azotaron duramente al turismo rural, que vio caer en picado sus reservas, tuvo que cerrar sus establecimientos durante un tiempo indefinido, y durante la apertura, ceñirse a cambiantes limitaciones y adaptarse a un ritmo inusual en cuanto a la cantidad de reservas y su duración.
“Vivíamos día a día, íbamos viendo sobre la marcha, sin saber cómo iría evolucionando la cosa”, recuerda la propietaria de un alojamiento rural en la provincia salmantina.
El verano, una época fuerte generalmente, también llegó de manera imprevisible, con reservas más largas, cancelaciones frecuentes en función de los rebrotes, de los cuales los dueños debían estar pendientes para poder anticiparse a la jugada de la clientela, y con algunas ventajas o desventajas en función de las características del alojamiento.
“La gente busca un sitio en el que poder estar cómodos mucho tiempo, y que haya jardín o piscina”, indican los propietarios. Así, vieron incrementadas sus reservas fácilmente, o bien se vieron en una clara desventaja. Las preguntas habituales versaban precisamente sobre la disponibilidad de este tipo de servicios, y por supuesto, sobre las opciones de cancelación.
“Avisábamos siempre de que podían cancelar de forma gratuita, porque claro, no sabes si van a cerrar una Región y no se va a poder viajar, cosas así”, dicen. Todos sin excepción se ciñeron a esta flexibilidad, conscientes de la situación de incertidumbre en la que los clientes se hallaban sumidos. Por suerte, en temporada alta las cancelaciones se cubrían fácilmente de nuevo.
Quienes tan solo tenían su alojamiento como fuente de ingresos tuvieron que recurrir a ayudas que llegaban más tarde de lo debido, así como diversificar en su vuelta al mercado, potenciando su imagen de destino seguro precisamente por tratarse de casas y no hoteles, ubicadas además en un entorno alejado del bullicio.
Pero después de las penurias sufridas, la situación ha mejorado para las casas y hoteles rurales. De hecho, los establecimientos de este tipo celebran el tener las reservas al completo no solo para el puente de El Pilar, sino también para el de Todos los Santos.
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