La Zumbá, el sonido que anuncia la boda de un viudo en Lagunilla

Durante dos noches, los vecinos de la localidad han sacado los cencerros para hacerlos sonar porque la tradición así lo dicta cuando se casa un viudo o una viuda. No existe un origen concreto del por qué de esta costumbre, pero puede tener cierta explicación en dejarse notar en la noche de bodas de un matrimonio que, por circunstancias, ya no acuden tan inocentes al altar como si de una primera vez se tratara.

Los protagonistas de esta celebración fueron Gregorio Sánchez Martín y Felisa Martín Hernández, ambos naturales de Lagunilla, pero residentes en Francia. Como recuerda Gregorio, se conocían desde pequeños en el pueblo, pero luego se encontraron también en Francia dado que Felisa, viuda desde hace 33 años, vive en la zona de Las Landas y allí vivían los padres de Gregorio, que residía en Burdeos, hasta que se jubilaron para regresar al pueblo.

Ellos han comenzado una relación en común. Tienen sus respectivos hijos, ya que él está divorciado, y también planes de vida en tierras francesas, aunque sin olvidar el pueblo que los vio nacer y al que regresan en verano y donde a lo largo de dos noches han protagonizado la Zumbá.

Hubo incluso convite, porque como dicta la tradición, si no se paga, el ruido es más ensordecedor y dura más, pero no hubo problema ninguno. La Plazuela fue el escenario de la celebración, aunque un grupo de vecinos recorrió diversas calles del pueblo haciendo sonar sus campanillos y cencerros para recordar y celebrar la nueva unión.