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Jesús González deja su casa en Cantalapiedra a primera hora de la mañana para dirigirse al trabajo JORGE HOLGUERA
La familia que ha regresado a Cantalapiedra: “Queríamos irnos de la ciudad”

La familia que ha regresado a Cantalapiedra: “Queríamos irnos de la ciudad”

Jesús González se fue a vivir en 2007 a Torrejón de Ardoz y ahora ha vuelto a su pueblo con su mujer, sus dos hijos y su suegro

Jueves, 10 de noviembre 2022, 18:04

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Tras dos décadas viviendo en Torrejón de Ardoz, Jesús González Ispierto decidió volver al pueblo de su infancia junto a su esposa, sus dos hijos y su suegro Pablo. En Cantalapiedra adquirieron una vivienda y desde allí cada día se dirige a su nuevo trabajo en una empresa de mantenimiento de maquinaria agrícola, tractores y suministros.

¿Por qué decidió irse de Cantalapiedra?

—Me fui a Torrejón de Ardoz porque tenía allí a mi novia, que hoy es mi mujer. Me fui por amor.

¿Cómo fue la vida en la ciudad?

—Al principio fue complicado, estás acostumbrado a la vida del pueblo y a tus amigos. Todo lo tienes en el pueblo, vas a un sitio donde no conoces a nadie. Es complicado y estresante.

¿Le costó hacerse al ritmo de la ciudad?

—Cuando te metes en esa rutina de atascos, al final te haces. Al principio, en mes y medio perdí 15 kilos.

¿A qué se dedicaba?

—Trabajé en una cadena de producción, pintando piezas de vehículos, estuve de mantenimiento de maquinaria de obras públicas. Después, durante 17 años, trabajé en una imprenta. Es donde más tiempo estuve.

¿Qué le hizo tomar la decisión de regresar a su tierra?

—Al final te das cuenta de que la vida es lo que es. Tenía un trabajo muy agobiante, era fines de semana, sábados, domingos, solo descansábamos los días de Nochebuena y Nochevieja.

¿Cómo fue la adaptación?

–Mi familia se vino en junio de 2019 y yo tardé unos meses más. Empecé en mi nuevo trabajo el día 27 de febrero de 2020, que sería el cumpleaños de mi padre. Estuve más de medio año solo, esa etapa fue complicada. Pero la adaptación no fue complicada, venir fue un alivio enorme, porque te vienes a tu pueblo. Queríamos irnos de la ciudad y elegimos venir porque es nuestro pueblo.

¿Qué echa de menos de esa vida?

—Verdaderamente echamos de menos los grandes amigos que hemos dejado. Por lo demás nada, lo único bueno que tenía es que bajabas y tenías todo a la puerta de casa y el hospital a un minuto. También es verdad que aquí, en Cantalapiedra, tenemos gran suerte de tener las 24 horas abierto el Centro de Salud. El coche allí también lo usábamos para prácticamente todo, incluso más que aquí, porque teníamos que llevar a los niños al colegio. Tardaba hora y media en hacer 50 kilómetros. Aquí vas a Salamanca y estas en media hora.

¿Qué ventajas encuentra aquí?

–La tranquilidad, mucha tranquilidad. La cercanía con la gente. Todos nos conocemos y saludamos. Los niños pueden salir a la calle solos, allí solo lo hacían cuando salíamos nosotros.

¿Y qué inconvenientes ?

–No le vemos ninguno. Dentro de que es un pueblo, en Cantalapiedra tienes todos los servicios.

¿El cambio ha merecido la pena?

–Sí, no nos volveríamos, muy mal tendrían que ir las cosas. Salvo que fuese por fuerza mayor. A mi hijo le dices que se tiene que ir y no quiere.

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