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Martes, 3 de mayo 2022, 14:19
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Francisco Fernández Martín, natural de Santibáñez de la Sierra, tiene 94 años y emigró a los 14 a Barcelona como otras tantas personas de la Sierra y de la provincia. Una marcha que, sin embargo, no supuso el olvido tal y como se ha puesto de manifiesto en este 2022 cuando, ochenta años después de su marcha, ha hecho una donación de 40.000 euros a seis localidades serranas con las que tuvo vinculación a lo largo de su vida.
Es hijo predilecto de Santibáñez desde el año 2017. Es su pueblo y, por tanto, le ha donado 8.000 euros. La misma cantidad que a Villanueva del Conde, pueblo natal que fue de su esposa María. Hay cuatro pueblos más beneficiados a los que ha donado, además de alguno de los libros que ha escrito, 6.000 euros a cada uno: Miranda del Castañar. Garcibuey, Sequeros y San Esteban de la Sierra.
Como recuerda su sobrino Francisco Aguadero, “antes de irse, vivió muy de cerca los tiempos que le correspondieron y su familia tuvo una gran ayuda, según él, por parte de estos pueblos. Su padre era el sardinero, vendía sardinas y también arreglaba sillas. Estos pueblos eran donde la familia vendía el producto y él mismo acompañaba a su padre o hermanos a vender las sardinas o el sable”. Según añade Aguadero, “él tiene el sentimiento de que esos pueblos le ayudaron mucho, en aquellas épocas, a salir adelante” y, por eso, una vez que la economía se lo permitió, pudo llevar a cabo ese agradecimiento.
Su trayectoria profesional comenzó en automóviles en el ejército, donde llegó voluntario. Después, recuerda su sobrino, “estuvo en autocares Juliá como conductor. Es una compañía catalana importante y fue de las primeras que empezó a hacer turismo europeo y él fue uno de los primeros conductores de autocar que salió por Europa. Luego tuvo un taxi y montó una zapatería, negocio que le fue muy bien y llegó a tener 14 tiendas trabajando mucho siempre”.
Hizo cierto capital y siempre tuvo en mente devolver en cierta medida esas ayudas que recibió su familia décadas atrás. Lo tenía en mente y lo reflejó en sus memorias: “Es un canto a la comarca, en casi todas sus obras deja un poco reflejado este sentimiento de aquellos años tan difíciles que vivieron y que, al final, estos pueblos le posibilitaron sacar adelante a la familia con su esfuerzo, claro está, y es que es un enamorado de la Sierra de Francia”. El dinero, enviado a través de un cheque, se acompaña también de una carta en la que explica el porqué de la donación y les pide que lo destinen a familias necesitadas del pueblo o a las necesidades que puedan tener los municipios beneficiados.
Los pueblos beneficiados han recibido con sorpresa y gratitud la donación, que no esperaban ya que se trata de un gesto altruista no muy común hoy en día. Los ayuntamientos ya le han dado las gracias y, en algunos casos, le han informado de los proyectos que tienen en mente y que podrían llevarse a cabo con su ayuda. También los hay que tienen en mente realizarle algún tipo de homenaje o reconocimiento público previsto de cara al verano. Su pueblo ya le reconoció cinco años atrás como hijo predilecto, pero como señala el alcalde, Recaredo Iglesias, “al margen de ese reconocimiento, es una excelente persona digna de toda admiración”.
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