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Antonio Reyes, alguacil de Colmenar, en una imagen de archivo. TEL
La arraigada tradición de esta localidad salmantina que también está en cuarentena por el coronavirus

La arraigada tradición de esta localidad salmantina que también está en cuarentena por el coronavirus

Antonio Reyes es de los pocos que lanza los bandos a viva voz

TEL

Lunes, 27 de abril 2020, 21:37

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“Al menos desde febrero no echo un bando de palabra. El último que hice fue el de unos vendedores de productos de limpieza que vienen de Béjar”, explica Antonio Reyes, alguacil de Colmenar de Montemayor, uno de los pocos que lanza los bandos municipales y los avisos a viva voz por las calles del pueblo.

La crisis del coronavirus y el confinamiento obligado han limitado este tipo de bandos, “aunque si hay que echar alguno urgente, lo echo”, reconoce Antonio. No ha sido el caso dado que todas las comunicaciones municipales realizadas durante estas últimas semanas se han llevado a cabo a través de carteles en papel recordando a los vecinos las normas a cumplir con motivo del estado de alerta. “Hasta que no pase esto es complicado salir de nuevo a echar los bandos, pero es la forma que se entera más la gente. Llevo 19 años haciéndolo y han pasado ya cinco alcaldes”, relata Antonio Reyes, que desgrana su larga experiencia con Ángel, Miguel Ángel, Marino, Jaime y Melquiades, sus cinco jefes en el Consistorio.

El alguacil de Colmenar echa bandos municipales y los avisos de los vendedores que llegan al pueblo y se lo piden. La localidad tiene un casco urbano muy alargado y los tenderos necesitan una forma de hacer llegar los avisos a la gente. Antonio Reyes es el mejor para hacerlo. Recorre el pueblo desde las escuelas, en la parte baja del pueblo, hasta la ermita del Cristo de la Salud en la entrada alta al casco urbano. Se detiene al menos en seis puntos diferentes para que los vecinos le oigan. Recuerda que “eché uno con motivo de la matanza de febrero”, que suele celebrarse en el entorno de las fiestas de San Blas, y, después, el que le pidió el vendedor de Béjar también en el mes de febrero. “Desde entonces para acá no he echado ninguno de palabra”.

No obstante, trabajo no le falta ya que se dedica a desinfectar las calles. Lo hace con el alcalde y un tractor “y con una mochila por las calles pequeñas y callejones donde no entra el tractor”. También es el encargado de hacer llegar el material a las viviendas: “el domingo pasado estuve repartiendo las mascarillas por las casas. Las dejaba colgadas en las puertas o en las ventanas y luego los vecinos las recogían”.

Antonio está dispuesto a seguir trabajando y, si el alcalde o algún ambulante se lo pide, echar el bando al modo tradicional.

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