La Junta abre un expediente de infracción contra el vecino que derribó las ruinas del castillo de la Torre Mocha
La fase está aún en periodo de recabar toda la información que sea necesaria. El caso será remitido en breve a la Fiscalía para que determine si hay o no delito penal
La Delegación Territorial de la Junta, a través del Servicio de Cultura, ha tomado cartas en el asunto con el fin de esclarecer lo ocurrido con la Torre Mocha de Naharros del Río, pedanía de Pelabravo. Todo arrancó el pasado 16 de octubre, cuando la Administración regional recibe un acta de denuncia procedente del Ayuntamiento de Pelabravo en el que se constata un hecho grave: la destrucción de los restos de la Torre Mocha, una construcción declarada BIC por pertenecer a la categoría de castillo.
«En este escrito se dice que el propietario niega conocer que estos restos tuvieran algún tipo de protección», señalan fuentes de la Delegación Territorial de la Junta. Nada más tener conocimiento de la denuncia municipal, un arqueólogo de la Junta se desplaza hasta el lugar y ve «que los restos de la Torre Mocha han sido completamente destruidos». Ante lo sucedido, el Servicio Territorial de Cultura abre un expediente de infracción contra el propietario por destrucción del patrimonio cultural.
El proceso está ahora en fase de recabar toda la información pertinente, según dichas fuentes. Y ante la gravedad de los hechos, el caso será remitido en breve a la Fiscalía, para que determine si hay o no delito. En el caso de que exista delito, el expediente de la Junta se paralizaría y volvería a retomarse una vez que termine el proceso judicial. Por tanto, la resolución podría dilatarse en el tiempo.
¿Por qué es un bien protegido?
Porque así lo marca la Ley de Patrimonio Histórico Español y lo ratifica la Ley 12/2002, de 11 de julio, de Patrimonio Cultural de Castilla y León, que establece que todo castillo tiene una protección de Bien de Interés Cultural. Y este es el caso.
¿A quién le compete la protección de un Bien de Interés Cultural?
La Ley de Patrimonio Cultural de Castilla y León recoge en su artículo 24 que son «los propietarios los que están obligados a conservarlos, custodiarlos y protegerlos debidamente para asegurar su integridad y evitar su pérdida, destrucción y deterioro». Y en el artículo 32 recuerda que los BIC «gozarán de la máxima protección y tutela», que cualquier intervención «estará encaminada a su conservación y mejora» (artículo 28) y que «toda modificación, restauración o alteración requerirá siempre autorización previa de la Consejería competente en materia de cultura» (artículo 45), que también tendrá la competencia de inspeccionar estos bienes.
¿Conlleva algún tipo de sanción la destrucción de un BIC?
La Ley de Patrimonio Cultural de Castilla y León contempla una serie de infracciones administrativas: leves, graves y muy graves, en función del daño causado. Y el caso de la Torre Mocha de Pelabravo se incluye en el apartado de muy grave, ya que supone la destrucción de un BIC genérico. En este caso, las sanciones son económicas, que pueden llegar hasta los 600.000 euros y la obligación de reparar el daño. «Aquí será imposible de recuperar el bien, ya que las piedras se han lanzado a una laguna», anotan fuentes de la Delegación Territorial de la Junta. En este caso, la sanción podría ser también penal, según recoge el artículo 323 del Código Penal, con una pena máxima de seis meses a tres años de prisión.
Hispania Nostra comtempla más de una docena de castillos en ruinas o riesgo
La provincia de Salamanca puede presumir de contar con un buen catálogo de castillos y fortalezas de diferentes estilos y etapas históricas. También de haber convertido un buen número de ellos en referente del patrimonio arquitectónico salmantino por su buen estado de conservación. Pero, por el contrario, hay otros que, por desgracia, viven inmersos en el ostracismo y presentan un gran riesgo de desaparición. La Lista Roja del Patrimonio, que elabora Hispania Nostra, incluye hasta un total de 13 referencias en la provincia de Salamanca.
El listado se abre con el Castillo de Tamames, una construcción del siglo X de la que únicamente se conserva el torreón. A él se suma el Castillo de Buenamadre, erigido en el siglo XII y en la actualidad en estado de abandono y ruina progresiva. Y lo mismo ocurre con el Castillo de Cerralbo, construido en el siglo XIV. También en estado de abandono y desprotección se encuentra el Castillo de Tejeda y Segoyuela, del siglo XV.
También de finales del siglo XV es el Castillo de La Alberguería de Argañán, que en la actualidad se encuentra abandonado y en estado ruinoso. Y esto mismo sucede también con el Castillo de Carpio-Bernardo, una construcción erigida en el siglo XII. En completo abandono se encuentra también el Castillo de Castillejo de Azaba, del siglo XII. Todo lo contrario que el Castillo de Cespedosa de Tormes, del siglo XV, que ofrece un buen estado de conservación.
No ocurre lo mismo con el Castillo y Muralla de Salvatierra de Tormes, del siglo XIII, en estado de abandono y ruina progresiva. Y en esta misma situación se encuentran también el Castillo de Santa Cruz (Navagallega y Membribe de la Sierra), el Castillo de Villar de Leche (Valdemedina, Endrinal) y los torreones de Santibáñez de Béjar y Guijuelo.