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Josefa Iglesias, residente en un centro de Ciudad Rodrigo. CASAMAR
Josefa, la anciana mirobrigense que al fin puede pasear fuera de su residencia: “Nos ha tocado la lotería”

Josefa, la anciana mirobrigense que al fin puede pasear fuera de su residencia: “Nos ha tocado la lotería”

Josefa Iglesias ya puede pasear por el exterior de la residencia de Ciudad Rodrigo en la que vive, donde además ya puede recibir las visitas de sus hijos y disfrutar de una mayor tranquilidad

Miércoles, 14 de abril 2021, 21:35

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La edad no entiende de ilusiones. A sus 94 años Josefa Iglesias siente agradecimiento por cómo la ha tratado la pandemia, y saborea feliz su renovada sensación de libertad y salud. “Estoy contentísima porque además han podido quitarme la mascarilla al tener problemas para respirar”, afirma esta residente del centro Caracillo, en Ciudad Rodrigo.

Dentro de lo malo, reconoce que ella está en una situación privilegiada. “Mi hijo, que está aquí, me trajo porque me gusta el panorama y el aire que respiramos”. Su hogar está ya en este centro mirobrigense por cuyos alrededores, además, le gusta salir a pasear porque el entorno “es muy bonito”, y reconoce que, además de las visitas de su hijo, espera con muchas ganas las de su hija.

Precisamente, parte del optimismo se lo debe a su hijo, que la anima fervientemente: “Os ha tocado la lotería, me dice”, mientras presume de que la vacuna no le hizo ninguna reacción.

No es la primera residencia en la que vive, ya que antes estuvo en Martín de Yeltes. En cuanto su hijo encontró una plaza en Ciudad Rodrigo la trasladó para tenerla lo más cerca posible. “Viene muy a menudo”, dice.

“La vacuna no me hizo ninguna reacción”, asegura triunfal la residente tras recuperar parte de sus libertades

Ni la avanzada edad ni la covid han podido quebrar su espíritu y así, con entereza, Josefa se entrega ahora a los placeres más mundanos, como respirar aire puro sin mascarillas de por medio y disfrutar del amor que sus familiares le profesan.

Si la actitud es vital para salir de los malos momentos, Josefa es un firme ejemplo de ello. Despojada de sus miedos al virus pasea ahora relajadamente por los alrededores y jardines de la residencia, aguardando con paciencia el día en que la pandemia quede definitivamente atrás y pueda de nuevo recibir el afectuoso abrazo de sus hijos sin preocuparse de distancias, geles hidroalcohólicos ni mascarillas.

Lo que está por venir no puede ser otra cosa que esperanzador.

Mucho más cerca a pesar de todo

Si bien es cierto que la pandemia impide interacciones sociales vitales para el bienestar emocional como son los abrazos de los seres queridos, Josefa Iglesias puede disfrutar con mayor asiduidad de la visita de su hijo desde que pudo trasladarse desde Martín de Yeltes a Miróbriga, donde su vástago consiguió una deseada plaza para ella con el único propósito de tenerla más cerca.

Feliz por respirar aire puro

Ahora más que nunca Josefa aprecia poder respirar sin las dificultades constantes que le ocasionaba la mascarilla.

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