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Fernando Rubio es el regidor del municipio de Juzbado. EÑE
Fernando Rubio (alcalde de Juzbado): “Hay que apoyar al medio rural, no asfixiarlo con macrogranjas ni proyectos insostenibles”

Fernando Rubio (alcalde de Juzbado): “Hay que apoyar al medio rural, no asfixiarlo con macrogranjas ni proyectos insostenibles”

El regidor juzbadino critica los procedimientos de estudio ambiental de la Junta de Castilla y León y asegura que hay “falta de implicación” y que son un “análisis jurídico de despacho” a la hora de ver el impacto en los pueblos de las grandes granjas porcinas

Lunes, 1 de noviembre 2021, 13:23

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La localidad ribereña de Juzbado tiene a Fernando Rubio al frente de su Consistorio.

–¿Por qué es importante la apuesta por la sostenibilidad en el medio rural?

-Porque ése es precisamente el principal rasgo distintivo tradicional del medio rural: la sostenibilidad, en sus vertientes ambiental, social, alimentaria ... y también demográfica. El cambio climático, los excesos de la alimentación industrial, la superpoblación, la masificación de personas y servicios en las grandes ciudades, hacen que la sostenibilidad sea un valor social al alza, irrenunciable para nuestra supervivencia y al mismo tiempo un motor de desarrollo para los territorios rurales. Ahora bien, poco podremos ofrecer desde el medio rural si se usa nuestro territorio para esquilmarlo: no podemos convertirnos en el lugar donde cabe todo. Por ejemplo, no puede ser que pueblos que luchan por su supervivencia, familias que intentan sacar adelante sus pequeñas ganaderías, sus cultivos o que invierten sus ahorros en un negocio en el pueblo vean su futuro ensombrecido por una inversión ajena en forma de macrogranja porcina, que supone un peligro para las aguas o que puede intoxicar el aire con sus olores, entre otras amenazas (por cierto, a cambio de nada). Y menos aún que semejante atropello llegue sin la menor implicación ni defensa de la JCyL, cuyos estudios de impacto ambiental se limitan a un discutible análisis jurídico de despacho, sin descender nunca al territorio para evaluar el impacto real de estas instalaciones. Hay que apoyar al medio rural, no asfixiarlo con macrogranjas ni proyectos insostenibles.

-¿Eran más respetuosos con el medio los vecinos de anteriores generaciones aunque no conociesen el término ‘sostenibilidad’?

-Sin duda. Parece contradictorio, pero las carencias de antaño crearon una mentalidad colectiva del aprovechamiento de recursos. Hace pocas décadas era inconcebible ir a la panadería sin la bolsa del pan, sin necesidad del plástico de usar y tirar. Asistimos a un proceso de conversión social, desde un hábito de consumo desmesurado e inconsciente hacia valores colectivos de consumo responsable y aprovechamiento de recursos. Hay mucho que aprender de nuestros mayores.

-La divulgación ayuda, ¿pero las sanciones en los ataques al medio natural también son necesarias?

-Por supuesto. Los ataques al medio natural siempre son evitables, y a menudo responden a causas económicas. Por ejemplo, un vertido ilegal de escombros en el campo o de efluentes al río buscan ahorrar y merecen sanción ejemplar. No podemos consentir que nadie se enriquezca poniendo en riesgo el patrimonio de todos.

-¿En qué medida y en qué actuaciones se puede incidir en este aspecto de protección y divulgación desde los municipios pequeños?

-Los pequeños municipios tenemos mucho que decir. Nuestro tamaño nos permite desarrollar políticas medioambientales de vanguardia y obtener resultados ágiles. Muchas de nuestras iniciativas son vistas como ‘proyecto piloto’ a desarrollar en otras zonas, por ejemplo, en actividades ambientales de tipo comunitario, recuperación de espacios degradados, caminos naturales, plantaciones, etc. Buena parte de las mejores propuestas de conservación y promoción del medio ambiente proceden de nuestro medio rural.

“A los pequeños municipios nuestro tamaño nos permite desarrollar políticas medioambientales de vanguardia y obtener resultados ágiles. ”

–¿Una ‘Escuela de Alcaldes’ sobre este tipo de retos podría ser un recurso para divulgar entre los que no tienen grandes recursos o técnicos especializados para ello?

- Los recursos técnicos en el medio rural y, por tanto, los proyectos de desarrollo son tan necesarios como escasos. Afloran sólo a golpe de idea y trabajo, cuando aparecen personas o equipos con capacidad y tiempo para impulsarlos. Si buscamos un desarrollo equilibrado del territorio, no debería ser así: hay zonas rurales llenas de recursos y posibilidades en cuyo desarrollo y proyectos deberían volcarse las administraciones, particularmente la provincial con apoyo de las de ámbito superior. Hoy esta iniciativa, absolutamente necesaria, no existe: la Diputación es un ente centralizado, que ni está en el territorio, ni le presta el menor apoyo técnico. Mientras, es bueno que los alcaldes aprendamos de las buenas prácticas que nos muestran otros municipios y que trabajemos en red cuanto podamos. Por cierto, ya existe una ‘escuela de alcaldes’ impulsada por el PRAE (centro de la JCyL dedicado a la educación ambiental) y el Foro Fuentes Claras; Juzbado participa siempre que puede, tanto mostrando sus iniciativas como aprendiendo de otras, y las hay excelentes.

-¿Qué factores marcan la diferencia entre Juzbado y otros municipios?

- No pretendemos marcar diferencia con nadie; al contrario, creemos en las iniciativas comunes y en red como factor de desarrollo necesario, en hacer comarca y provincia aportando nuestros atractivos y nuestro modelo y, claro, recibiendo también el apoyo necesario. Somos un municipio pequeño que, tras el gran bajón poblacional de comienzos del milenio, crece de manera sostenible y se asoma al futuro con ilusión y dinamismo. Pensamos que un pueblo, usando bien sus recursos y buscando alianzas, puede estar vivo y ofrecer actividad y calidad de vida a sus vecinos todo el año. En mi opinión, eso es lo que hoy busca quien se acerca al entorno rural para vivir o quien quiere quedarse en su pueblo (además, por supuesto, de infraestructuras adecuadas, servicios básicos de calidad y un medio de vida en su entorno).

–¿Qué recursos tiene el municipio a su disposición para abordar estos retos?

- Los recursos propios son limitados y en su mayoría los dedicamos a infraestructuras esenciales, algo en lo que estamos trabajando con fuerza. Uno de los grandes retos de cualquier pueblo es compaginar estas inversiones necesarias con el impulso de un modelo de desarrollo local que ofrezca alternativas de futuro a sus vecinos. Lo esencial es tener un buen proyecto, con capacidad de generar expectativas locales y de aportar valor en ámbitos mayores, y en Juzbado hemos logrado apoyo externo para crear recursos como el Museo de la Falla o el Centro Botánico. Seguimos trabajando en otros proyectos singulares e ilusionantes, pero el Museo y el Centro son recursos magníficos que nos definen en el presente y nos sitúan ante un futuro prometedor.

-¿Cada vez los vecinos están más concienciados o todavía queda mucho trabajo por delante?

- Los vecinos son la esencia del proyecto; comprenden, acompañan, ven el esfuerzo que hay detrás de todo y saben que es bueno para el pueblo. Estamos en permanente diálogo, y comparto con ellos el orgullo de ver a Juzbado señalado en el mapa por lo mucho que ofrece.

-Acaban de iniciar un proyecto de compostaje. ¿Es esta una fórmula que se pueda implantar en otros municipios?

-Sí, sin duda, y con subvención del ministerio y la Junta. Es otra aportación comunitaria que bien podemos desarrollar los pequeños municipios: lo que antes era un residuo pasa a ser un recurso mientras cuidamos el medio ambiente. Una iniciativa integrada en un modelo global de pueblo, que acentúa dos de sus hilos conductores: el espíritu conservacionista y la participación vecinal.

–También son el escenario de un proyecto vinculado con la Literatura de primer nivel con “Juzbado, libro abierto”. ¿De qué forma ayuda a dar a conocer el municipio?

- “Juzbado, libro abierto” es la prueba de que la mejor cultura puede llegar al medio rural, colmar a los vecinos, acoger a quienes nos visitan, mimetizarse con el entorno natural y con el paisaje urbano para crear un instrumento de desarrollo imperecedero. Un pueblo abierto a la vanguardia cultural que cuida patrimonio y tradición. Por cierto, la tarde del 23 Ida Vitale vuelve a Juzbado, “el pueblo español que la embelesó”, como ella misma dice. Para estar muy orgullosos.

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