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Cabrerizos
Domingo, 20 de abril 2025, 11:41
Mari Paz Cruz, más conocida como 'Paci', es una mujer luchadora que se ha erigido como símbolo de resiliencia y dedicación. En octubre, cumplirá 80 años y, desde hace más de 30, es la encargada del ropero municipal de Cabrerizos, un lugar que no solo ofrece ropa a quienes lo necesitan, sino que también se ha convertido en un refugio de esperanza y solidaridad.
'Paci' nació en una familia humilde, siendo la mayor de 13 hermanos. Desde pequeña, aprendió el valor del trabajo y la importancia de ayudar a los demás. «Fui a la escuela hasta los 12 años, pero faltaba mucho porque tenía que quedarme al cuidado de mis hermanos», asegura. A los 18 años, emigró a Alemania, donde trabajó durante 13 años en una fábrica textil para buscarse la vida. «En mi familia, no pasamos hambre porque comíamos lo que había en la huerta, pero necesidades, todas las del mundo», recuerda.
Durante esa etapa, conoció al amor de su vida: Manuel Gallego, salmantino de nacimiento, con quien ha tenido 10 hijos —seis hombres y cuatro mujeres— y con quien celebrará sus bodas de diamante el próximo 22 de diciembre. «Sin duda, los mejores años de mi vida fueron los de Alemania», afirma.
Cuando regresó a Cabrerizos, embarazada de su séptimo hijo, inició su andadura en la asociación de mujeres de la localidad. «Siempre me ha gustado estar involucrada en todas las actividades del municipio y he intentado aportar mi granito de arena», confiesa. A lo largo del tiempo ha desempeñado diversos cargos: presidenta, integrante del grupo de teatro local y encargada del ropero, entre otros. «Es algo que seguiré haciendo mientras mi cuerpo y mis fuerzas me lo permitan, porque esto me da la vida», señala.
Su rutina incluye organizar donaciones de ropa, accesorios y juguetes, arreglar las prendas para que estén en perfecto estado y ofrecer apoyo a los más vulnerables. «A veces me llevo trabajo a casa para poder ayudar más», comenta con una sonrisa.
A pesar de los obstáculos, especialmente durante la pandemia, 'Paci' y su equipo de voluntarias han mantenido su compromiso con la ayuda a los demás. «Al principio, éramos unas 20 mujeres, pero, ahora, somos cinco las que estamos al frente», dice 'Paci', con un brillo en los ojos que refleja su pasión por el trabajo que realiza. «Durante la pandemia, no podía permitir que las familias se quedaran sin ayuda», cuenta. Su esfuerzo fue reconocido y el ropero reabrió sus puertas «para atender a todos, sin importar de dónde vengan», recalca.
Por todo ello, 'Paci' es un ejemplo de cómo el amor y la solidaridad pueden transformar vidas. Con su espíritu indomable, demuestra que la bondad y el compromiso son valores que nunca pasan de moda.
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