En este pueblo salmantino no entra nadie: así se las ingenian para hacer la compra

La política de contacto cero va más allá de lo habitual y los habitantes no solo reciben su compra en la puerta de casa, sino que dejan en la misma el dinero, y previo acuerdo, la empleada, Carmen Iglesias, lleva el cambio justo que va a necesitar para dejarlo también junto a la compra. “No se dan el dinero en mano”, matiza Teófilo Vicente.

Además, cuando acuden personas de otras localidades a comprar, se les exige llevar una lista que entregan a la puerta del comercio y esperan fuera a que el personal les entregue su compra, minimizando los riesgos.