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Aldeaseca de Armuña
Viernes, 15 de noviembre 2024, 07:57
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«Al ir con uniforme, muchas personas ven en ti un escudo y actúas como mero receptor de dolor; los sentimientos y las lágrimas afloran hasta de los hombres más rudos y fuertes». Pedro Cabrero, vecino de Aldeaseca de Armuña, narra con dureza lo vivido durante varios días de voluntariado en el municipio de Alacuás (próximo a Aldaya), muy afectado por la DANA que ha asolado la Comunidad Valenciana. Cabrera formó parte de la agrupación de rescate e intervención de la Diputación Provincial de Ávila, ya que él es natural de El Tiemblo.
Del viaje hasta allí, destaca «la oleada de vehículos que iban cargados de ayuda humanitaria; fue realmente emotivo coincidir con gente de todos los puntos de España en los descansos en las áreas de servicio». «La solidaridad a nivel estatal es brutal y esto debería servir de ejemplo a la sociedad y sobre todo a los estamentos políticos», sentencia. Sin entrar en más polémica, Cabrero envía un claro mensaje a los políticos: «Las cosas se hacen mejor cuando no hay intereses de por medio; habrá tiempo de señalar a culpables, pero ahora hay que ayudar».
Pedro Cabrero no dudó en responder a la llamada de la institución provincial de Ávila, y como él, una treintena más de voluntarios: «Nos recibió el Ayuntamiento de Alacuás que repartía las tareas más específicas». «Nos derivaron a un aparcamiento de tres plantas en el que después de quince días no había entrado nadie aún, y a otros voluntarios al centro de salud junto a un batallón del ejército», añade el joven. «La realidad es realmente impactante; en el garaje, a los coches de la primera y segunda planta, la riada los había desplazado hasta la tercera».
De la experiencia, Pedro Cabrero se queda «con la parte solidaria y entusiasta de muchas de las personas con las que estuve colaborando». «Me ha llamado mucho la atención que los jóvenes se prestan a ayudar a quien sea y se ponen en ocasiones a las 'órdenes' de gente más mayor que conoce bien el terreno». En cuanto a la solidaridad, el voluntario destaca «sobre todo la de los vecinos, que muestran su agradecimiento acercándote bebida o un tentempié, aunque he de decir que el Ayuntamiento de Alacuás siempre estuvo pendiente de nuestro descanso y comida».
Aunque Cabrero repetiría la vivencia si se da el caso, reconoce que la labor, que según él, «va para largo», es «durísima». «Moralmente es difícil mantenerte positivo, porque es un trabajo muy desagradecido, es como si no avanzases», explica. «Se necesita mucho esfuerzo y muchas manos para limpiar tan solo tres metros de suelo, y las condiciones son realmente duras, el olor es insoportable ya en muchos puntos y casi te hace llorar», describe. «Es muy fácil desmoronarse si no tienes un carácter fuerte; todo esto es difícil de asimilar y muchísima gente va a necesitar ayuda psicológica, estoy seguro», finaliza este vecino de Aldeaseca de Armuña.
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