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Francisco muestra su maqueta durante el Martes Chico de Ciudad Rodrigo. S. DORADO
Después de hacer una plaza de 7.649 piezas: «Mi padre me pegó esta afición»

Después de hacer una plaza de 7.649 piezas: «Mi padre me pegó esta afición»

Francisco Pereña, natural de Ciudad Rodrigo afincado en Bilbao, muestra su ópera prima, basada en un legado familiar de artesanía y compromiso con el Carnaval del Toro

S. Dorado

Ciudad Rodrigo

Martes, 10 de septiembre 2024, 11:04

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Algunas aficiones acaban por transmitirse de padres a hijos, o al menos, se pueden llegar a vislumbrar ciertos amagos como el de Francisco Pereña, un mirobrigense que se ha lanzado a exhibir su primera maqueta, puede que la primera de muchas. Como no podía ser de otra manera, su primera obra es el coso taurino que cada año viste la Plaza Mayor de Ciudad Rodrigo, una versión a escala que se pudo visitar durante la celebración del Martes Chico.

El padre de Francisco ha realizado a lo largo de su vida una gran cantidad de maquetas.«Está la casa llena», cuenta su hijo y autor de esta maqueta, sugiriendo que al cruzar el umbral se puede descubrir un particular museo casero. Siete meses ha empleado Francisco Pereña en elaborar esta gran plaza de toros carnavalera.

No solo tiempo le ha costado, sino una importante cantidad de materiales, entre ellos, cajas de fruta, y palillos de polos, que han dado un resultado más que satisfactorio, y es que la plaza no ha dejado nada al azar, y cuenta con todos aquellos detalles que solo un mirobrigense que ha paseado por encima y por debajo de los famoso tablaos puede conocer al dedillo. La improvisación también ha sido su aliada en esta tarea: «Cogía maderas y cosas que tenía por casa que me pudieran servir, con las herramientas que tenía...», así, poco a poco, ha sido capaz de componer su ópera prima en la que la cola blanca es el hilo conductor.

Sin embargo, no ha dejado al azar el cálculo estimado de las piezas, ni mucho menos, y de carrerilla conoce la cifra, una cifra que no olvidará: 7.649 piezas dan forma a este coso taurino con todos sus tablaos, puertas, toriles, y por supuesto, el albero que cubre el suelo de la plaza.

«Iba a la frutería y preguntaba si había cajas, me decían las que tenían vacías ya y me las llevaba». Así, lo que para unos ya es inservible, para otros es un cincel o un lienzo en blanco. No solo hay antepasados detrás de esta afición, sino que su familia siempre ha jugado un importante papel en el Carnaval del Toro. «Mi familia siempre se ha dedicado a temas del Carnaval, como La Murga, ponían los carros para cerrar cuando se usaban para este fin antiguamente, y mi padre hacía tablaos», explica.

El Carnaval corre por sus venas, y aunque Francisco se marchó de Ciudad Rodrigo con tan solo 18 años para emprender una nueva vida en el norte de España, el sentimiento le ha acompañado siempre. «Esta afición me la ha pegado mi padre, que ha hecho el Ayuntamiento, Cerralbo, caseríos, la ermita de la Virgen de la Peña...», enumera. «Tenemos todo en casa guardado». Piedra y arenisca son algunos de los elementos usados.

«Yo hasta ahora solo había hecho flautas, la flauta charra por ejemplo, pero esto no me había dado por hacerlo». Desde Bilbao, lugar donde reside, trasladó su primera maqueta hasta su ciudad natal.

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