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Ciudad Rodrigo
Viernes, 5 de julio 2024, 06:30
Ciudad Rodrigo abre hoy viernes la cuarta edición de las jornadas napoleónicas, en las que se recuerda la figura del general Herrasti, el encargado de defender la muralla de la localidad ante el asedio del ejercito francés en 1810. Una defensa heroica en la que el general granadino resistió durante cerca de tres meses, con apenas 5.000 hombres, el ataque de las tropas del general Ney, que contaba con más de 60.000 soldados a las afueras del espacio amurallado.
Andrés Pérez de Herrasti, nació en Granada el 6 de marzo de 1750, en una familia con tradición militar. «Sus antepasados se remontan incluso a la conquista de Granada y él sigue esos pasos», señala José Ramón Cid, comisario de la exposición «Wellington frente a Napoleón» que puede verse en la Casa de Cultura. La guerra de la independencia marcaría el destino de este hombre, ya convertido en general y que le llevó a luchar en la batalla de Tudela, en noviembre de 1808, que resultó con derrota española, y en la navidad de ese mismo año, resistió con apenas 300 hombres el envite de los franceses en Tarancón.
El valor mostrado por Herrasti en esa batalla propició su ascenso a Mariscal en 1809 y llegó a formar parte del ejercito que en octubre lograría imponerse en Tamames al ejército invasor. Dos días después, fue nombrado gobernador de Ciudad Rodrigo. En la localidad se había formado una junta de armamento y defensa, «que estaba integrada por militares, civiles, políticos e incluso religiosos, y eran los encargados de dirigir la defensa de Miróbriga», detalla Cid. El panorama estratégico no era el mas halagüeño como relata el comisario de la muestra: «La zona centro del país está tomada por el ejército de Napoleón: Madrid, Valladolid, Salamanca son tomadas por los franceses y Ciudad Rodrigo se sigue defendiendo y eso derivará en convertir a esa junta militar en la Junta Suprema de Castilla, es decir, la capital de todo el centro de España».
El enemigo, encabezado por uno de los más destacados generales galos, Ney, multiplicaba en número a los defensores. El asedio comenzó el 26 de abril de 1810 y tuvo su punto de inflexión en el día 10 de julio. «Ya con la brecha en la muralla y era imposible resistir más, Herrasti toma una decisión importante y poco habitual en la época, rendirse y evitar el saqueo y que el invasor «pasara a cuchillo» a la población y soldados españoles» comenta José Ramón.
«El asedio fue terrible y brutal», subraya Cid, «Herrasti esperó hasta el último momento una ayuda del ejército de Wellington o de Craufurd, que estaba en Gallegos de Argañán». Pero esa ayuda no llegó. El propio Herrasti relataría después que «era necesario perder una parte para salvar el todo».
El general Herrasti fue hecho prisionero y pasó por varias cárceles francesas hasta 1814, cuando fue liberado y nombrado Gobernador de Barcelona, donde falleció en 1818. Nunca regresó a Ciudad Rodrigo.
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