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San Felices de los Gallegos
Domingo, 17 de noviembre 2024, 19:14
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Hay historias que surgen de la casualidad o de los momentos más inesperados. En el caso de Patricia Porteros, fue el fallecimiento de su tío-abuelo y la petición por parte de otro familiar de dejar constancia de las memorias de su familia. Lo que no esperaba esta joven residente en Barcelona es que los lazos de su pasado la traerían hasta un pequeño municipio de la provincia charra situado en la frontera con Portugal: San Felices de los Gallegos.
«Mi tío Juan Manuel pensó en mí porque he estudiado periodismo y me gusta escribir», recuerda Patricia, «y decidimos comenzar a investigar, incluso con un estudio de genealogía y nos dieron un dossier con información de nuestros ancestros y todos venían de Salamanca y en concreto la familia de mi abuela de San Felices de los Gallegos».
Y en ese proceso, salió a la luz la confitería que había pertenecido a su familia que emprendió el padre del bisabuelo de Patricia, Joaquín García. «Esta familia se remonta en San Felices hasta 1690, pero el negocio de dulcero lo iniciaron en el siglo XIX con Joaquín y continuado por su hijo», relata la autora del libro familiar. Durante esa época, la bonanza del municipio propició también una buena marcha de la confitería: »Era una villa muy activa y con mucha población », matiza.
Sin embargo, como en otros tantos casos, la Guerra Civil truncó la tranquilidad de la familia García. La escasez de poder conseguir productos de calidad y la situación bélica hicieron poner fin a este obrador de repostería fina. «Este hecho quedó muy marcado en mi abuela y sus hermanos», señala Patricia, «y a ello se unió la muerte de sus padres y lo que significó todo eso: el final de una época de felicidad y de sueños».
En el libro, Patricia refleja la importancia de este negocio que tenía encargos de toda la provincia y varias anécdotas de esa época de esplendor, siendo el nexo de historia que la llevó hasta el municipio. «El Ayuntamiento nos ha ayudado mucho con los archivos que posee e incluso algún vecino me comentaba que recordaba ir con su madre a comprar a la tienda de mi abuela».
Para esta joven, pisar por primera vez como adulta San Felices supuso una experiencia única, una conexión con sus raíces. «Soy muy visual y paseaba por las calles e imaginaba a mis abuelos, a mis bisabuelos en esos mismos rincones», cuenta con tono nostálgico, «había estado de pequeña pero apenas lo recordaba y ahora me he quedado prendada de esta tierra». Un lazo místico que tira de Patricia, «no sé si al final me quedaré aquí, a mis 35 años me pregunto ¿Por qué no lo he visitado antes?» se pregunta la autora.
De momento, los primeros ejemplares este libro de «La confitería de San Felices de los Gallegos», autoeditado por ella misma, han quedado para la familia y el Consistorio del municipio, pero la joven escritora está perfilando una edición que saldrá a la venta para aquellos que quieran conocer esta bonita historia.
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