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La familia Sánchez Gómez
Cinco generaciones endulzando Salamanca con almendras garrapiñadas

Cinco generaciones endulzando Salamanca con almendras garrapiñadas

La familia Sánchez Gómez mantiene viva la producción artesana de almendras garrapiñadas en la provincia

TEL

Béjar

Sábado, 13 de mayo 2023, 19:39

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Hablar de almendras garrapiñadas y artesanas en Béjar y en toda la comarca del Alto Tormes es hablar de Mario Sánchez Blázquez y de toda su familia. Sinónimo de tradición y guardianes de la memoria de cinco generaciones que han sabido conservar las fórmulas ancestrales de la elaboración de almendras y otros productos que se disfrutan de feria en feria y de fiesta en fiesta.

Mario Sánchez Blázquez y Milagros Gómez, su mujer, suponen la cuarta generación reconocida de almendreros. Ya han pasado el testigo a sus hijos, Mario y Mila, que han incorporado también a Ángel, su marido, al secreto de las almendras artesanas. Son la quinta generación de un legado que se mantiene en la memoria de muchas familias en las que las ferias y romerías, sin un cucurucho de almendras, no eran ferias.

Una tradición que hunde sus raíces en el siglo XIX y tiene su origen en la localidad de El Tejado. Así, tal y como recuerda Mario Sánchez Gómez: «Lo que recordamos de la tradición oral de la familia y de los pueblos que llevamos trabajando toda la vida, el primero que ya era confitero era el abuelo de mi abuelo, Tío Quico, el confitero de El Tejado, que hacía garrapiñadas, caramelos, los confites para los bautizos, que eran muy afamados». Recuerda cómo las circunstancias de aquellas épocas nada tenían que ver con las actuales: «Eran unos tiempos en los que el azúcar no era el azúcar refinado que ahora conocemos. Lo procesaban manualmente y lo trataban en casa para conseguir hacer en casa los productos. También hacía los dulces típicos de la zona, como las floretas, el pan frito, que hoy día se ha perdido; y hacía el roscón, que en otras zonas llaman bollo maimón». Continuó la labor el bisabuelo de Mario, Hermenegildo, «muy conocido en los pueblos porque llevaba una mula roja para ir a los pueblos. En aquellos tiempos no se vendían las almendras sino que se rifaban a la baraja y se jugaban a la escopeta. Tiempos en los que primaba la carestía y nadie compraba almendras. Eran un artículo de lujo que se consumía el día de la fiesta, en un evento grande como bautizo, boda o comunión».

Llegaron después «mi abuelo Lucas Sánchez y Pilar Blázquez junto a mi tío Juan y mi tía Felisa, muy conocidos en la zona, tanto por sus productos como por su buen carácter y amabilidad». Continuaron la saga los padres de Mario, Mario Sánchez y Milagros Gómez, y sus tíos, Estrella Sánchez y José Santos. «Mis tíos se quedaron en El Tejado y mis padres, cuando se casaron, cambiaron el obrador a Navamorales y luego, después, con el paso de los años, como vivían en Béjar, hemos acabado con el obrador en Béjar. Ahora estamos los últimos de la saga, mi hermana Mila, Ángel su marido y yo». Son muy conocidos en el Alto Tormes, Entresierras, la Sierra del Tremedal, el Corneja abulense, pueblos que ya hacían sus antepasados y que ellos siguen visitando, aunque han ampliado horizontes y acuden a ferias por todo el país. Unas almendras con sello artesano orgullosas de su legado ancestral.

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