Almeida, la estrella del firmamento luso, brilla con la recreación histórica

El gran polvorín de la localidad lusa de Almeida volvió ayer a explotar dejando a merced del ejercito francés las maltrechas defensas de la coalición anglo-lusa, a pesar del apoyo brindado por las tropas españolas. Como ocurriera en estas mismas fechas, pero en 1810, el emperador Napoleón anotó una nueva victoria en su conquista de la península ibérica.

Sin embargo, al contrario que el momento histórico, la recreación de la caída de la villa amurallada con forma de estrella no tuvo ninguna baja. Por vigésimo año consecutivo, los participantes en este evento demostraron su buen hacer, su conocimiento de los sucedido e hicieron sentir a todos los espectadores lo que fue aquella batalla. Todo en una noche mágica, con un espectáculo de fuegos artificiales que iluminó el cielo e hizo brillar a Almeida en el firmamento.

La recreación fue el culmen de la segunda jornada de este sitio de Almeida, que tuvo un amplio programa de actividades durante todo el día de ayer sábado. Al mercado de productos artesanos y tabernas, se sumo el espacio dedicado a las familias, donde el teatro de marionetas, el pintado y diseño de figuras de soldados o de siluetas en azulejos fueron algunas de las propuestas para los más pequeños que son también una parte importante de esta actividad, ya que como destacó el alcalde de Almeida, Antonio Machado, “esta es una cita que tiene un carácter familiar y queremos que tanto los padres como sus hijos puedan disfrutar e implicarse en lo que significan estas jornadas”.

Las calles interiores del recinto amurallado fueron un hervidero de personas, de turistas que cámara en mano no dejaron escapar ningún detalle sin retratar, y de personajes de la época que animaban todos los rincones e imbuían el ambiente de un tono festivo. Las presentaciones de libros abarcaron gran parte de la mañana sabatina, con diferentes temáticas, desde la biografía de José Mathias, cuyas memorias están publicadas en inglés y desde el Consistorio luso se quiso realzar la importancia de este hombre, natural de Porto de Ovelha, municipio de Almeida, y asistió a las invasiones napoleónica y a la guerra civil portuguesa acaecidas en el tramo final del siglo XVIII y comienzos del XIX, así como un estudio pormenorizado de los ropajes usados por el ejercito portugués durante el periodo comprendido entre 1792 y 1814.

El Hospital Militar sirvió de escaparate para las exposiciones y teatralizaciones que sumergieron aún más a los visitantes de Almeida en el año 1810, mientras que el Baluarte de São Francisco albergó a los recreadores históricos. Almeida no solo puso el foco en el aspecto militar, también revivió las diferentes tradiciones y oficios de la época, permitiendo a las nuevas generaciones vislumbrar formas de elaborar diversos productos con los ojos alejados de las facilidades que la tecnología brinda hoy en día.

Almeida afronta este domingo la última jornada de esta cita, que alcanza las 20 ediciones. Hoy, los desfiles y la recreación diurna serán platos estrellas dentro de un menú donde no faltarán actividades para niños, la apertura del mercado artesano y las tabernas, las actuaciones musicales y la entrega de premios que será el preámbulo a la despedida de todos aquellos que han hecho posible revivir los sucesos del verano de 1810.