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En una entrevista que le hicieron en la radio al presidente de la Generalidad, el sujeto en cuestión —el tal Torra— venía a decir, con el evidente aplomo de los ignorantes, que la democracia está antes que la ley y que, en consecuencia, el derecho a votar y la democracia misma se encuentran por encima de cualquier legislación. Nuestro principio de la legalidad es, simple y llanamente, que queremos votar, venía a decir el vicario de Puigdemont en la tierra catalana. Es evidente que el personaje entrevistado se cree sus propias mentiras y que está tan imbuido de ellas que no se percata de que, por un lado, denuncia la persecución de las ideas y, por otro, bien puede expresar las suyas con plena libertad. Como es el caso.

Esta supuesta primacía de una falsa idea de la democracia –tal como parece que Torra la entiende— y su aparente contraposición a la Ley (con mayúscula), me ha recordado algunos de los principios del insigne jurista e historiador constitucional Ernst-Wolfgang Böckenförde, catedrático en Heidelberg, Bielefeld y Friburgo, y Magistrado del Tribunal Constitucional Federal de Alemania. Durante su estancia en Heidelberg, este gran investigador en Derecho Público y Constitucional vivió en un pueblecito próximo que visité no hace mucho: Weinheim, lugar en plena campiña, que epitomiza la belleza de tantos pueblos alemanes, con su bien cuidada parte antigua, con su plaza, iglesias, tiendecitas típicas, y pintorescas y apacibles calles peatonales flanqueadas por casas de inconfundible arquitectura germana.

Un buen lugar para reflexionar y, a juzgar por el testimonio de uno de sus discípulos españoles, Antonio Regueiro, el marco idóneo donde el maestro impartía lecciones y hospitalidad al mismo tiempo. Su casa era una auténtica “domus sapientiae”, y su mente --me dice quien fuera uno de sus alumnos allá por los años sesenta-- es hoy la de un nonagenario lúcido, “que no tiene que luchar por sus ideas contra quienes no tienen ninguna”.

Poco se le reconoce en España, donde apenas se han traducido sus obras. Una de ellas, “Estudio sobre el Estado de Derecho y la democracia”, ha llegado hasta nosotros gracias a la rigurosa versión del profesor de nuestra Universidad Rafael Agapito Serrano. Böckenförde explica y disecciona con la habilidad propia de todo gran maestro conceptos claves para entender los estados modernos, entre ellos el del principio de legalidad, ciudadanía, soberanía popular, democracia o Estado de Derecho basado en presupuestos racionales y no en el despotismo o la arbitrariedad. Tampoco deja de lado el multiculturalismo y las identidades nacionales. En este último concepto es donde patina el ínclito capitoste de la Generalidad. Porque, le guste o no, nunca se pueden anteponer los fines nacionalistas a los principios democráticos.

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