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Viernes negro

Viernes, 29 de noviembre 2019, 04:00

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Black Friday, que dicho en cristiano significa Viernes Negro. Los colores marcan mucho y el negro aporta un significado negativo, triste y dramático muy considerable, es el color del luto. Pues hoy, último viernes de noviembre, es Black Friday, un día en el que por lo que pretenden que sea y de hecho es no encaja este color, tal vez porque ignore [y lo ignoro] el motivo por el cual han vestido de riguroso luto esta jornada tan peculiar por su extraordinaria animación ambiental, día que abre la temporada navideña de compras con tentadoras rebajas. Se trata de un invento estadounidense que hemos importado y, como venimos viendo desde que lo hicimos nuestro, se ha instalado entre nosotros y goza de un enorme atractivo, tanto es que hablamos del Black Friday como si fuese una celebración tan apegada a nuestros sentimientos como el culto al Gordo de la Lotería, cuyo Sorteo era in illo tempore el toque de entrada a la Navidad que cantaban con su característico estribillo los niños de San Ildefonso, que lo siguen cantando todavía, pero ya no es lo mismo porque, aun cuando más vale tarde que nunca, llegan con retraso al adelantársele otros acontecimientos.

Hoy es Black Friday en Salamanca y en Pernambuco, los tiempos cambian y hay que adaptarse a ellos, el mercado manda porque la parroquia responde, por eso, y una vez visto cómo se las gastan los parroquianos, no hay más que hablar.

Pues así vamos, y no poco a poco sino de golpe, entrando en ambiente, con prisas, que aun sin ser lo más recomendable en la vida es síntoma de que los ánimos no están por la labor de perder el tiempo, que es menos recomendable todavía, por eso puede decirse desde hoy, Viernes Negro, que ya estamos en Navidad. Se mire por donde se mire salta a la vista, siendo los nubarrones lo único negro que se mueve a nuestro alrededor, nubarrones de mal tiempo que se acercan amenazantes y los tenemos encima.

Pues viendo lo que es y da de sí este viernes, más que negro luce una policromía que da gusto verlo. Qué distinto sería si todos los viernes del año fuesen como éste. Por Salamanca no pasa desapercibido, ha venido anunciándose con tiempo suficiente y se prevé una respuesta a la llamada superior a la del año pasado, llamada que no se hizo esperar, pues desde hace días llevan los impacientes echando la casa por la ventana. Para el presidente de AESCO “es el día más comercial” y si lo dice él es porque sus razones tendrán.

De negro tiene este viernes -dije antes- sólo los nubarrones y hablar de nubarrones es hacerlo del día a día que nos ha tocado en suerte vivir por obra y gracia nuestra, por lo que nadie está libre de culpa al ser la penitencia impuesta a los pecados que por acción u omisión cometemos, entre los que destaca uno: el de ser como somos. Y somos como somos porque queremos serlo, es como si nos divirtiera horrores este juego que nos traemos entre manos encaminado (consciente o inconscientemente) a destruirnos sin que hasta el momento lo hayamos conseguido, aunque esta vez cerca estamos de acabar con esta vieja y apasionante historia de duelos a garrotazos, afición que reflejó de forma espeluznante y brutal Goya en una de sus pinturas negras. Son cosas de España, cosas de los españoles, resultado de este cainismo que corroe por dentro y tira a la yugular del prójimo. No se pierde ocasión, es un no parar hasta sus últimas consecuencias, pero como nunca llegan esas últimas consecuencias pues erre que erre, a seguir españoleando, ya que tanto más españoles son aquellos que más se empeñan en no serlo, lacra que llevan con orgullo en su ADN españoles incorregibles, pura raza, pata negra, se llamen Puigdemont, Torra, Junqueras, Urkullu, Otegi, Rufián, Sànchez (el de la tilde invertida) ...

Conforme se acercan los nubarrones y se vislumbra en ellos lo que puede avecinarse, ya comienzan algunos a no descartar unas terceras elecciones, y así ¿hasta cuándo? No importa hasta cuándo mientras haya viernes negros, sábados y domingos, también negros, que ayuden a seguir pensando en las musarañas. Que ustedes compren bien.

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