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Que en un solo fin de semana haya cerca de 200 niños de Salamanca que hayan tenido que acudir a Urgencias por problema respiratorios es una pasada.

La bronquiolitis se ha debido confundir con las luces navideñas de Vigo y también ha adelantado un mes su llegada a España. Es la primera gran epidemia del virus respiratorio sincitial desde 2019 y nos ha pillado a todos un poco por sorpresa. Sobre todo porque no es como la gripe, que se puede pasar varias veces a lo largo de la vida y existen campañas de vacunación. La bronquiolitis se ceba con los menores de cinco años y con esta enfermedad casi siempre se es debutante.

Para hacernos una idea de cómo están las cosas en Castilla y León, la incidencia acumulada es de 983 casos por cada 100.000 niños. Este es un nivel de incidencia de los que en su día –cuando el virus era el SarsCov2- te cerraban los negocios, te metían en casa a partir de las 20:00 de la tarde y tenías que llevar un justificante en la guantera por si te paraba la Guardia Civil. En la situación actual hay un riesgo añadido y es que para este virus no hay vacuna. El salmantino Javier Pellegrini nos explicaba esta semana que la gran esperanza ante la bronquiolitis está depositada en unos anticuerpos monoclonales a los que la EMA ya ha dado el visto bueno y que, sin llegar a ser una vacuna, podrían proteger a los menores frente a la exposición al virus.

Hasta entonces la mejor receta sigue siendo la precaución y el sentido común. Los pediatras han dado tres pautas que deberían cumplirse a rajatabla. La primera es la de no acercarse a un bebé si no es imprescindible y menos aún si el adulto tiene algún síntoma de resfriado, por muy leve que sea. Los tirones de carrillo de un niño que no es el tuyo pueden dejarse para más adelante.

La segunda es la higiene de manos. Es la principal vía de transmisión de infecciones y se ha perdido ese buen hábito del gel hidroalcohólico. Muchos establecimientos lo siguen teniendo a la entrada, pero ya de adorno. Si acercas la mano no sale nada.

El tercer consejo es el de evitar los lugares con mucha afluencia de gente, aunque tal y como está el tiempo resulta complicado salir a pasear con un carro de bebé si no es a un centro comercial.

Por cierto, que ya han surgido los negacionistas de la bronquiolitis. Los que dicen que los mocos y la tos han existido siempre y que no por eso se va a privar a un niño de besos y abrazos.

Demagogia aparte, no todo es alarmante. La buena noticia es que, como han explicado desde Sacyl, la situación de los hospitales por ahora es manejable dado que la gran mayoría de casos se están resolviendo en Urgencias o en las consultas de Atención Primaria. La mala noticia es que para algunos no hay consulta de Atención Primaria. En Béjar están que trinan porque llevan varios días sin pediatra y si no se resuelve pronto, el parche a corto plazo puede pasar por derivar a los niños a las consultas de los médicos de familia.

En España, uno de cada cuatro niños no tiene pediatra y es atendido por un médico de familia. En Salamanca somos ‘afortunados’ porque casi el 100% de los menores tiene asignado un pediatra de referencia, pero en otras comunidades como Baleares ni siquiera llega al 50%. Y aquí es donde queríamos llegar.

En España existe déficit de varias especialidades médicas y por eso se viene protestando desde hace años. En esto siempre hay gente más activa que otra a la hora de protestar, pero cuando lo que se ve afectado es un hijo o un nieto, no conozco a nadie que sea capaz de quedarse tan tranquilo

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