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El pasado lunes aludía Isabel Bernardo a la conveniencia de que Salamanca se promocionara en todos los sentidos, a que mostrase su fuerza, su vigor, los extraordinarios valores que atesora y que, con entusiasmo y sin complejos, desplegara todas sus potencialidades por el mundo. Es mucho lo que esta provincia y esta ciudad pueden vender. Hace poco lo reconocía el alcalde al regresar de su gira mexicana, y en ello insistía también el concejal Fernando Castaño en la inauguración en Santander de la línea marítima que une dicha ciudad con Portsmouth en el Reino Unido. El ferry se llama Salamanca. Salamanca es el nombre que, asimismo, lleva con orgullo la banda de un regimiento del ejército británico cuyos antepasados lucharon en la batalla de Arapiles: The British Army Salamanca Band y que, por cierto, recientemente actuó con gran éxito en la Plaza Mayor.

El martes -¡vaya día para moverse por Madrid!- Alumni-USAL “desembarcó” en la capital de España para llevar a cabo una de sus actividades programadas desde hacía ya muchos meses. Esta presencia madrileña de la asociación de antiguos alumnos y amigos de la Universidad de Salamanca se viene repitiendo un par de veces al año (además del Lunes de Aguas, cuando cientos de salmantinos acuden a comer el hornazo en el Retiro). Está pendiente la celebración del encuentro empresarial y financiero, que reunirá a principios de noviembre a madrileños y salmantinos.

El tema de debate en esta ocasión era “El nuevo (des)orden mundial tras la invasión de Ucrania” y la sede para tan interesante actividad fue el Ateneo, centro cultural por antonomasia y verdadera antesala parlamentaria antes de la Guerra Civil. Otro vínculo con Salamanca, porque Unamuno fue presidente del Ateneo a principios de los años treinta. Allí, en la biblioteca, se conserva su retrato.

Araceli Mangas volvió a darnos una estupenda lección de política internacional a la luz de estos turbulentos tiempos de incertidumbre en lo político y de oscuros vaticinios en lo económico. El sector empresarial estuvo representado, entre otros, por Antonio Huertas, presidente de Mapfre, y por el presidente del consejo asesor internacional de Iberdrola; otros salmantinos ilustres estuvieron presentes, como Enrique Cabero y José Antonio Sayagués. José Luis Fuentecilla (Mediaset) y Diana Mata (Atresmedia) moderaron y coordinaron la participación del numeroso público.

Como anécdota, digamos que un descomunal autobús, rojo y decorado con motivos publicitarios y deportivos salmantinos, trasladó a unos cuantos viajeros desde Salamanca. En una fecha tan crítica, plagada de policías, controles y restricciones de tráfico (por la OTAN), nos permitieron aparcar en la mismísima plaza de Neptuno, casi a la puerta de nuestro destino. Conclusión: Salamanca abre caminos.

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