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Cipérez, Pelabravo, Valdelageve, Poveda de las Cintas, Carrascal de Barregas o Valdelacasa son algunos de los pueblos de nuestra provincia, donde habita esa curiosa especie de fauna, tan digna de estudio, como es el aspirante a una alcaldía que se acuesta de derechas y se levanta de izquierdas. O viceversa, que parece incluso más habitual.

Salvando el caso del romántico y patriota alcalde socialista de Cipérez, Francisco Alonso, que encaramándose al balcón del Ayuntamiento con una bandera española en abril del pasado año, renegó del PSOE al ver a Sánchez coquetear con los independentistas y hoy hace campaña por el PP, en nuestro diario leemos algunas de las pragmatísimas razones en que los tránsfugas fundamentan su cambio de chaqueta.

Las más llamativas, las de Juan Ramos, candidato a alcalde por Valdelacasa, que ayer llevaba en la solapa el pin del puño y la rosa y ahora porta gaviotas. Declara para este periódico: “Nos pasamos al PP porque así va a ser más fácil tener ayudas de la Diputación”. La frase conviene analizarla porque es en sí misma un caramelo envenenado que regala a sus nuevos colegas del PP, que estos años han estado dirigiendo la Diputación, acusándoles de un delito contemplado en nuestro código penal como prevaricación. Es decir, lo que se deduce de estas declaraciones es que el PP, adueñado de la Diputación, repartía sus ayudas a nuestros pueblos, no en función de las necesidades y carencias de los mismos, sino arbitrariamente según el color del partido político que detentase la alcaldía. Si la alcaldía era del PP habría ayuda pero si era del PSOE, ni le recibían. “Han tardado mucho tiempo en recibirnos en la Diputación —apostilla Ramos— y estoy seguro que a partir de ahora va a ser diferente”.

En fin, esperemos que a la luz de lo que auguran ciertos sondeos, no les ocurra a estos candidatos a alcalde lo que esa fatal ley de Murphy tan habitual en los mostradores con dos filas. Avanzando mucho más la cola en la que no estamos colocados, nos cambiamos a ella muy astutamente pero también a tiempo de comprobar que nuestra nueva fila de pronto se atasca y ahora la que avanza con más fluidez es justo la fila en la que estábamos colocados con anterioridad. La vida es realmente curiosa.

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