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Presentan por distintos escenarios durante los últimos meses la cantante salmantina Sheila Blanco, un hermoso e intimista espectáculo en el que interpreta algunos poemas, musicalizados por ella misma, extraídos de distintos poemarios firmados por mujeres. Son versos de poetas que podríamos adscribir a esa generación que allá por 1927 se reunía en el Ateneo de Sevilla para homenajear a Góngora, de ahí que finalmente pasaran a la historia de nuestra literatura como la generación del 27.

Si tienen ocasión, no dejen de acercarse a escuchar. En primer lugar, porque este tipo de iniciativas constituyen el mejor antídoto para curarnos vía auditiva de esta vulgar y machista banda sonora de trap y reguetón que nos lleva azotando sin piedad a todos durante demasiado tiempo. Una gentileza que debemos a las radiofórmulas comerciales, en complicidad con muchos de estos bares y locales que visitamos cuando decidimos bajar la guardia del detector de horteradas y bebernos con mucha delectación el indigesto gazpacho de ritmos latinos urbanos que atruena por altavoces. Y obviamente, gracias también a las grandes multinacionales, manejadas últimamente por esos grandes tiburones discográficos que dormitan tendidos al sol de Miami, mientras sueñan que esas mulatas en bikini que contrataron para ambientar los vídeos de Maluma, Cali El Dandee, C. Tangana y otros linces del género, les sirven exóticos y explosivos cócteles.

Pero también en segundo lugar, para saldar esa cuenta pendiente que tenemos en este país con todo tipo de antologías y manuales académicos de lengua y literatura, donde aprendimos toda la vida y milagros de los poetas masculinos de esta misma generación (Lorca, Aleixandre, Cernuda, Gerardo Diego, Pedro Salinas, Rafael Alberti, o Jorge Guillén) pero de los que enigmáticamente nos birlaron, y sospecho que no por estrictas razones de peso literario, ese universo poético tan necesario y especial que late bajo las metáforas y la sensibilidad feminista y femenina. Nos referimos a poetas como Concha Méndez-Cuesta, Rosa Chacel, Ernestina Champourcín, o Josefina de la Torre, además de a narradoras y ensayistas como María Teresa León, María Zambrano o Luisa Carnés, por ejemplo.

Así que lo dicho: déjense seducir por este espectáculo titulado “Cantando a las poetas del 27”, que para más lujo llega servido por la deliciosa y extraordinaria voz de Sheila.

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