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Medallas, medallones y santos

Domingo, 8 de agosto 2021, 05:00

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V IVIMOS rodeados de medallas y medallones. Luis Cortés Vázquez, en una de sus obras más celebradas, “Dieciséis claves para entender Salamanca”, nos reveló los fantásticos medallones que hay más allá de la Plaza Mayor y su interpretación. Podrían ser más si, por ejemplo, el Colegio del Rey no se hubiese echado abajo. Están las medallas olímpicas, sufridas, y las medallas que se cuelgan algunos, especialmente de la política, sin merecerlo. Medallas por el diálogo catalán –pasen por caja—que al final pagamos por aquí: ¿qué pasa con los millones del IVA que el Gobierno debe pagar a la Comunidad por sentencia, igual que los millones “catalanes” desbloqueados? Se amplía el Prat, pero se recortan nuestros trenes –resopla nuestro alcalde, Carlos García, como una locomotora “Mikado”—o los extremeños, se comentó con enfado en una cena en la que estuve con algún que otro político, y no del PP. En fin. Messi, que se ha colgado bastantes medallas en su vida deportiva, ha dejado huérfanos a los culés para alegría de los madridistas, que cantan aquello de adiós con el corazón, que con la cartera no puedo. Mis amigos barcelonistas siguen en shock, encomendándose a todos los santos de estos días, desde Santo Domingo a San Maximiliano.

Santo Domingo, hoy, recuerda a nuestro cocinero clásico y colegial, Domingo Hernández de Maceras, pero también a nuestro torero Domingo López Chaves, a ese formidable hombre de plata que es Domingo Siro, “Mingo”, y al siempre sorprendente Domingo Sánchez Blanco, creador con Javier Utray, del Cementerio de Arte en Morille, próximo al “cható”. Santo Domingo es, también, la sede dominica de Salamanca. Mañana las jesuitinas celebran a la Madre Cándida, y al día siguiente los cocineros a San Lorenzo. Hubo en Salamanca una iglesia de San Lorenzo, de la que quedan algunos restos junto al IES de la Vaguada. Conocí a Lorenzo Cura, sombrerero del “Pasaje”, con aquel peculiar escaparate franquista, sigo a Lorenzo Santolino y admirado de cuántos llevan de apellido Lorenzo en su nombre, desde la uróloga María Fernanda Lorenzo –enhorabuena por todo, mi admirada doctora—al crítico taurino de este diario, Javier Lorenzo. Felicidades a cocineros y confiteros en tan señalado día. San Benito es otro santo de estas fechas con iglesia en la ciudad y enorme presencia en la historia de esta. Benito Pérez Galdós admiraba a Salamanca, donde tantos llevan el Benito de apellido, como Exuperancio Benito o Nicolás Benito. El viernes es Santa Concordia, a la que tengo gran devoción. Algo sabemos de concordia en esta ciudad de bandos. Hay una plaza de los Bandos y otra de la Concordia. Pues eso, al santoral se encomiendan los culés, que se agarran a la medalla del jugador que sustituya a Messi, como los demás nos agarraremos al pasaporte covid, que, ya dicen, será obligatorio para viajar o entrar en casas de comidas y bebidas. Si “Resistiré” fue la canción del confinamiento, “Pasaporte”, de Los Brincos, puede ser la de estos tiempos. Tiempos en los que uno tiene que escuchar a la enorme blues womanSusan Santos, potente guitarrera que anima a mis encinas del “cható”, sentado en una butaca.

A Joaquín Pinto, director del Centro Internacional de Tecnologías Avanzadas, en Peñaranda de Bracamonte, donde aún late el espíritu de Germán Sánchez Ruipérez, me encomendé esta semana para que me explicara qué eso de la digitalización. Hubo tostón de por medio –enormes, como siempre, Gerardo y Vicente Díaz—y mucha conversación gastronómica con Carlos Vicente, actor, que estuvo en la mesa y no sé dónde mete el tío todo lo que come. Oiga, Peñaranda sigue siendo un emporio gastronómico extraordinario. Medalla de oro.

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