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Vamos aprendiendo a no reírnos de José Félix Tezanos. En las andaluzas metió la pata hasta el corvejón, pero en las generales su CIS de recocina fue de los que más se aproximaron al resultado. Uno puede sospechar que se ha vuelto a pasar con los condimentos y que barre siempre para casa, pero no conviene cachondearse de sus sondeos, porque luego las urnas las carga el diablo.

Lo que está claro es que, falle o acierte, Tezanos pone siempre la ciencia de la sociología al servicio de su compadre Pedro Sánchez, que para eso le nombró con un sueldillo de cien mil euros al año. Agradecido por la confianza, el presidente del Centro de Investigaciones utiliza las encuestas para hacer realidad sus sueños, y eso es también un arte. Sueña que el PSOE va a ganar en todos los frentes, en todas las urnas, en cada ayuntamiento y comunidad autónoma, y sus entrevistados son retorcidos hasta que le hacen feliz.

Ahora dice el CIS del Tenazas que el PSOE ganará con cierta holgura al PP en Castilla y León, algo que no ha ocurrido nunca (cuando venció Demetrio Madrid en 1983 se impuso a una cosa llamada Coalición Popular, con un tal Fernando Gil al frente) y no podemos reírnos, aunque no nos lo creamos.

El capo del Centro Sociológico Nacional y Socialista ha tenido la habilidad de realizar la encuesta unos días antes de las elecciones generales, para poder manejar el contexto a su gusto. De esta forma, se evita recoger el ‘efecto concentración’ que con toda seguridad se producirá en el centro derecha, después de que miles de castellanos y leoneses hayan podido comprobar que su voto a Vox no ha servido para nada.

No vamos a carcajearnos del último CIS, pero sí podemos jugar con él. De ser ciertos los pronósticos de Tenazas, las Cortes de Castilla y León presentarían un panorama enrevesado a más no poder, con el socialista Luis Tudanca en 30-31 escaños, el popular Alfonso Mañueco entre 28 y 29, Francisco Igea con 10-13 procuradores naranjas, Podemos instalado en 8 sillas, y con IU, Vox y UPL peleando por un escaño. Todos los caminos estarían abiertos para sumar los 41 votos que dan la mayoría.

Jugando a Tenazón, la combinación más sencilla para formar Gobierno regional sería la suma de PSOE y Cs. Igea estaría encantado de ir de la mano de Tudanca al Colegio de la Asunción, porque el vallisoletano es más antipepero que naranjito. Pero siempre hay que contar con Albert Rivera, que ha dejado muy claro que los pactos de Cs “con este PSOE de Sánchez” son prácticamente imposibles. Alguna vez ha dejado caer una posible excepción “con barones que no sigan la línea sanchista”, pero desde luego, es muy difícil encontrar un secretario regional más apegado y más alineado a Pedro que Luis.

También existe la vía intermedia, que consistiría en una Junta socialista, apoyada desde fuera por naranjas y podemitas, utilizando la misma geometría variable que anuncia Ábalos en el Congreso. Una Junta inestable y débil, pero es una opción.

La otra alternativa, jugando siempre con los sueños del capo del CIS, sería la suma de PP con Cs, que según la onírica encuesta necesitaría probablemente el apoyo de UPL o Vox, si es que alguno de los dos minoritarios asoma por las Cortes. Sería la coalición más coherente con el sentido de los votantes, pero puede fracasar precisamente por eso: porque la intención de los ciudadanos al depositar la papeleta en la urna es lo último en lo que piensan los partidos a la hora de acostarse.

Pero si dejamos a un lado las pesadillas de Tezanos, podemos constar un par de verdades de las de siempre, que son tres: primero, que los castellanos y leoneses no van a votar igual en las autonómicas y municipales que en las generales; segundo, que una parte del voto malgastado en Vox volverá al PP; y tercero, que con casi un 30% de indecisos lo que ocurra en estas dos semanas de campaña electoral va a inclinar la balanza a uno u otro lado. Y que no nos vengan con tenazas ni tazones.

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