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En un matrimonio no debe meterse nadie. Ni los padres, ni los hijos, ni los primos deben hacerse los “cuñados”, porque hasta que el afectado no se pega el tortazo de nada sirven los consejos. Esto pasa en la vida real y en la política, donde afloran los avatares de quienes en las distancias cortas parecen otra cosa. Que se lo digan a Shakira con Piqué o a Mañueco con Gallardo.

La pareja de deshecho que ha encontrado Alfonso Fernández Mañueco tras romper con Igea viene a demostrar que tras el desgaste de una convivencia complicada, y con la euforia desatada por el nuevo amor, llega irremediablemente la toxicidad. En este matrimonio mal avenido ha irrumpido el franquismo a menos de cuatro meses para las elecciones. Esto en términos de relación de pareja es como si se sacan a relucir los trapos sucios de los suegros cuando se ultima la Primera Comunión de la hija. Los procuradores de Vox, en su afán por alborotar el gallinero, escarban para reavivar una polémica que gracias a la cordura en Castilla y León desapareció hace tiempo. Buscan protección jurídica y patrimonial para elementos franquistas en busca de un enfrentamiento directo con el sanchismo que dejará en fuera de juego al PP. Ya me dirán qué importancia tiene ahora mismo para el ciudadano de a pie esta tontería... Una ocurrencia más de García-Gallardo y su cuadrilla. Este “rollito” de conveniencia que Pablo Casado negoció para Mañueco es claramente un error. No digo yo que Igea fuera un Ferrari, pero sí que el interior de la carrocería de los de Abascal es propio de un Twingo. Los de verde tienen alma de Rolex, mecanismo de Casio y requieren que el que está a su lado cultive más el cerebro.

Cuando a primera hora de la mañana de ayer escuchaba una y otra vez la nueva canción de Shakira en la que pone en su sitio a Gerard Piqué no podía por menos que relacionarlo con todo lo que está pasando en la política regional. Hay que reconocerle a la colombiana un ingenio sin igual en una canción que quedará para los anales del desamor desnudando a un exmarido soberbio que siempre ha creído que su figura estaba por encima del bien y del mal. Hay un dicho muy castizo que reza “a todo cerdo le llega su San Martín”, y parece que al ”indepe” le ha llegado mucho más tarde de lo merecido. Ahora el “cono-cido” es él y medio mundo le pasa factura con las mismas risas con las que siempre ha intentado humillar a los demás. Lo que para él hace un tiempo era humor ahora es circo, y el respeto que reclama es el mismo que perdido en multitud de ocasiones cuando se envalentonaba en Twitter. El catalán siempre ha sido un chulo, en el mejor sentido de la palabra chulo. Se ha metido en todos los charcos pero este le ha salpicado. Y no me caliento más porque estoy viendo que mañana me llama el presidente de las peñas del Barcelona en Salamanca, Nicolás Pérez.

Me imagino que algo similar, sin la necesidad de caer en la vulgaridad, haría Francisco Igea hace meses con Mañueco. Las similitudes son muchas, porque casi siempre el desamor duele y los cuernos curten.

Lo que ha hecho Shakira con Piqué no es algo nuevo en el mundo de la farándula. Me viene a la cabeza cuando Julio Iglesias le dedicó “Hey” a Isabel Preysler cuando le puso las maletas en un aeropuerto, o cuando Leiva le escribió “Eme” a Michelle Jenner tras dejarle el corazón partido y abandonarle como una colilla. La principal diferencia es que tras ver la luz el videoclip el aplauso ha sido unánime para la de Barranquilla, mientras que a Julio Iglesias y a Leiva en su momento les ocasionó algún que otro quebradero de cabeza. Está tardando Paco.

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