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La Unión que separa

Jueves, 21 de enero 2021, 04:00

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Hay en Salamanca dos catedrales tan unidas que son anexas. Con sus torres hermoseando el cielo charro: la gallonada de la Vieja y la de Ieronimus en la Nueva. Dos universidades hay también en la capital helmántica en cuyas aulas han enseñado y aprendido ilustres personalidades que han dado sentido, belleza y un poco de felicidad a la posteridad. Y dos equipos de fútbol en la división de bronce nacional; que son tres contado al chacinero conjunto de la Constantinopla del jamón.

Lo de las catedrales y las universidades -ni qué decir del manjar porcino- es una bendición para propios y forasteros, aunque pandemias y fríos los retengan hasta bien entrada la vacuna y la canícula. Lo del fútbol ya si eso.

Esta semana no he dejado de encontrarme en diarios y correos, en redes sociales y grupos del móvil asuntos relacionados con los que han comprado y los que han homenajeado a la UDS. Unos, porque no dejan entrar a un periodista de este centenario diario a contar sus cosas; otros, porque son líderes en el grupo de Segunda B donde compiten contra trasatlánticos como el Dépor o el Pontevedra. Y me ha venido a la cabeza otra unión, la de Las Palmas, fundada en 1949 con la fusión de cinco equipos de la isla. Uno era rojiblanco.

Total, que me he preguntado por el origen de la UDS y me he visto -casi cien años atrás- un 9 de febrero de 1923, en una mesa del Café Novelty junto al alcalde Federico Anaya firmando el acta de constitución de la Unión Deportiva Española. Una sociedad polideportiva que acogería las disciplinas de atletismo, natación, tenis, hípica y, por supuesto, fútbol. Se decide que vista camiseta blanca y pantalón negro. Se adquieren los terrenos de El Calvario y se inscribe en la Federación Castellano-Leonesa para competir.

Al gobierno republicano de 1931 el nombre le parece políticamente incorrecto y obliga a renombrarlo como Club Deportivo Salamanca. Pero a los socios no les gusta la nueva denominación -ni que nadie se entrometiese en su club- por lo que dieron en llamarse Unión Deportiva Salamanca tal que un 15 de enero de 1932. No me digan que no es una historia de resistencia y orgullo como para poner un verso en el himno que diga “Hala Unión, que viva la afición”. Pues el poeta José Ledesma Criado lo puso.

Luego vinieron los dobles ascensos de García Traid en los setenta y Juanma Lillo en los noventa con aquel histórico 0-5 al Albacete que nos sacó a todos a la calle sin mascarilla, sin guardar distancias de seguridad, sin aforos y desaforados.

La temporada que viene, la 21-22, se inaugura la Segunda B Pro. Ojalá Salamanca tenga un equipo.

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