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La saga fuga de JC

Jueves, 6 de agosto 2020, 05:00

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Desde Vigo me envía mi filósofo de cabecera, Chema Martínez, un texto en gallego escrito por su hermano Xurxo. Es un recorrido de exilios, destierros, huidas y ostracismos -tocando los Borbones- desde el siglo XIX al actual XXI. No he podido sino intentar traducir y asear para compartir en este agosto marcado por la saga fuga de JC.

Fernando VII dijo: “Marchemos, francamente, y yo el primero, en el camino constitucional”. Corría el año 1820. Tres años después impuso el absolutismo.

María Cristina, viuda de Fernando VII y madre de Isabel II, era regente de España. En 1840 se exilió por corrupción. Volvió cuando los progresistas perdieron el poder, pero en 1854 regresó al exilio debido a los negocios corruptos en las obras del ferrocarril, el comercio de la sal y el tráfico de esclavos.

Isabel II, hija de Fernando VII, declaró: “Españoles, una serie de errores deplorables ha podido separarme de ustedes, introduciendo una desconfianza absurda entre la gente y el trono”. Era el año 1854. Isabel II continuó con un reinado de corrupción, sexo y represión. En 1868 siguió los pasos de su madre y se exilió, aunque ella no regresó.

Alfonso XII, hijo bastardo de Isabel II, llega al trono después de un golpe de estado contra la República. Esto en 1874.

Alfonso XIII, de largo reinado corrupto y represivo, consolidado por la dictadura de Primo de Rivera, se exilió tras la proclamación de la República.

Juan de Borbón, el rey que nunca llegó a reinar, vivió en el exilio durante la dictadura de Franco.

Juan Carlos I, nombrado por Franco como sucesor, presunto corrupto y Campechano confirmado, dijo tras romperse una cadera cazando elefantes: “Lo siento mucho, me he equivocado y no volverá a ocurrir”. Abdicó. Y ahora, según la prensa patria, “abandona”, “decide irse”, “se va”, “dice adiós”, “deja España”, “se exilia”, “se marcha” después de temporadas de regatas y mujeres, de bribones y corinas. Bajo sospecha por escamotear el tributo de sus coimas, investigadas sus cuentas en Suiza por anticorrupción, incapaz la Fiscalía de seguir mirando sin ver.

Felipe VI sabe idiomas –y su periodista consorte, latín-. El Preparado trata de mantener la institución. Retiró la asignación a su padre en plena pandemia y trata de ser transparente para mantener la credibilidad de una Casa Real más necesaria que nunca. Pero le crecen los enanos.

Hace un par de años se le sublevaba Cataluña. Antes le encarcelan al cuñado legítimo, por corrupción, mientras su hermana esquiva la trena haciéndose la tonta. O no. Eso por no hablar de la que se divorció del que fuera cuñado y consumidor.

Es buen momento para recuperar los versos de Valle-Inclán que arrancan con Carlos IV y llegan hasta Alfonso XIII: “Bastardo el bisabuelo,/un bribón el bisabuelo. /Jodida y reputada abuela,/el padre genial y la parguela, /el hijo más listo, léelo. /¡Distinguido parentesco /el de nuestro pequeño rey! “Alguno de nuestros bardos debería completarlos.

El rey ha salido, ¡que vuelva el rey!

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