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Abría el fin de semana un importante periódico nacional con la noticia de que noventa días después de que Joe Biden fuera declarado virtual ganador de las elecciones estadounidenses, todavía no ha tenido el detalle de telefonear a Pedro Sánchez para soltarle esos cuatro tópicos que ordenan los pertinentes protocolos del mayor mandamás del mundo.

Para los no iniciados en este tipo de cortesías diplomáticas, los periodistas que firmaban la información nos daban una lista extensísima de todos aquellos gobiernos a los que el nuevo presidente de EEUU ya había telefoneado. Es más, con cierta mala idea, nos recordaban que hasta el mismísimo Trump, con todo lo maleducado que es, cuando fue elegido presidente, no tardó ni un mes en telefonear a Mariano Rajoy, y eso que el inglés de Rajoy, ya saben que era algo así como el catalán de Aznar. Para la intimidad.

El músico italiano Antonello Venditti, cantaba allá por 1979, una canción titulada “Otro domingo más”, en el transcurso de la cual la protagonista de la historia se pasaba un domingo tras otro pegada al teléfono esperando la llamada de su enamorado. Era una canción preciosa pero muy agobiante. A medida que avanzaban las estrofas, el teléfono seguía mudo y las sensaciones que uno iba percibiendo es que la llamada no se produciría nunca. Era magistral cómo Venditti nos pintaba la escena con la pobre muchacha de un lado para otro de la habitación, mientras su madre le pedía que pasara de aquel imbécil y dejase de amargarse yéndose a bailar con los amigos.

Sospecho que esa misma angustia de aquella joven, es la que debe estar presidiendo estos días la Moncloa y desde aquí me gustaría pedirle a estos compañeros periodistas que tengan un poco de empatía y dejen de hurgar en la herida. Resulta estresante y abrumador imaginarse al presidente midiendo de un lado a otro su despacho, esperando que Biden se acuerde de que existe mientras su esposa trata de animarle e intenta esconderle la prensa del día para no hacerlo sentir el ser más insignificante del mundo.

En cuanto a usted, señor Joe Biden, que seguro estará leyéndome tan tranquilo en su Casa Blanca, deje de hacerse el interesante y llame que ya va siendo horita.

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