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La doctora Carabias —por dos veces, doctora— volvió a ser la detective Carabias, cuyas investigaciones tanto nos han fascinado e iluminado, y el lunes, en el Casino de Salamanca, ante un lleno hasta la bandera, fue de nuevo magistral. Habló Ana María Carabias de Beatriz Galindo, “La Latina”, y de Luisa de Medrano y desmontó los mitos, denunció los engaños y proclamó la verdad de los documentos: “La Latina” fue modesta criada de cámara de la reina Isabel La Católica, y Luisa fue una niña inteligente, culta y espabilada que admiraron gentes de su tiempo. Ni la primera fue maestra de latín de reinas, aunque sabía latín, ni la segunda, catedrática en Salamanca, aunque leyese lecciones. No reviento el final de la película porque lo que realmente impresiona es cómo la detective Carabias ha llegado a esas conclusiones hoy por hoy incuestionables: ha acudido a los documentos, que en el caso de “La Latina” son muchos, muchísimos, y los ha leído, ha separado la paja del grano antes de relacionar datos y, finalmente, revelar la verdad. En el caso de Luisa de Medrano hay menos documentos, pero lo que dicen, bien leídos, sacan a la luz la realidad, más allá de que la consideración de la mujer entonces la hacía incompatible con una cátedra y otras muchas cosas más. Y todos tuvimos que rendirnos a la evidencia en las vísperas de Santa Teresa.

En abril ya escribí que era muy posible que La Latina y Luisa de Medrano se quedasen sin medallón y todo apunta, después de lo escuchado el lunes, de que así será. Adolfo Domínguez, jefe del servicio de Patrimonio de la Delegación de la Junta en Salamanca, encargó a la detective la investigación a la vista de las presiones de unos y otros para su incorporación al medallero de la Plaza Mayor. El informe salió a la luz el lunes en la lección inaugural del curso de la institución cultural “Alfonso X, el Sabio”, que tuvo lugar en el casino a cargo de Carabias. Ya está dicho y ahora convendría publicarlo para que todo lo erróneo que se ha publicado de ambas —desde la Wikipedia a trabajos de sesudos profesores— sea corregido y dejemos de engordar la bola con nuevas aportaciones sin fundamento. El fundador de la institución cultural, José Luis de Celis, hubiese disfrutado a lo grande con esa lección y mucho más cuando la institución cumple este, 50 años. De Celis fue un personaje singular en Salamanca: fundó el Colegio de España, impulsó los estudios de español para extranjeros (sobre todo norteamericanos) y fue un agitador de la cultura salmantina, lo cual incluía traer a políticos que entonces no estaban bien considerados. Merece este año un recuerdo más amplio.

La pregunta que la realidad nos plantea, como le expuse al profesor Román Álvarez, es qué hacemos ahora. ¿Le quitamos al instituto de la avenida de Filiberto Villalobos el nombre de “Lucía de Medrano”? ¿Despojamos a Beatriz de su histórica calle de La Latina? ¿Damos aviso a Madrid, donde hay barrio y metro de La Latina, de que Beatriz no fue lo que dicen los libros de Historia que fue? Yo no tocaría nada, pero quién es uno para proponer nada, cuando en 2018 estaba convencido de que una era maestra de reinas y la otra catedrática, y además había en la sala políticos suficientes para tomar alguna decisión llegado el caso. Creo, eso sí, que ambas figuras nos tienen que recordar siempre que la Historia no es lo que imaginamos o lo que nos gustaría sino aquello que la documentación sustenta. Fuera de ese territorio entramos en la suposición o la invención, que es patrimonio de la ficción. La Latina no enseñó latín ni Luisa cánones, pero ambas nos dan una lección desde la Historia que ha interpretado la detective Carabias. Gracias, maestra.

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