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Pasó San Marcos con agua en los charcos, tartas en los hornos de Doñinos y hornazos dispuestos para el gran festín. A alguno le sentarán mal si los resultados electorales del domingo no son de su gusto, pero así son las cosas. He preguntado a mis oráculos sobre esos resultados y contestan que no saben y nadie sabe nada, y que está en lo posible que el ganador no gobierne, en fin, que están hechos un lío, así que nada como echarse en brazos de la poesía, aunque esta te remita a otras partes: “solo abrirte a la música te salva”, ha dicho Ida Vitale, premios Cervantes y Reina Sofía, que mañana estará en Juzbado, pueblo de agua, falla y escritores. Por lo tanto, acaba la campaña igual que comenzó, sin desenlace claro como en una novela de misterio. Atrás se quedan debates, frases buscadas y preparadas, con intención, declaraciones de odio más que de amor, carteles, mítines, y sorpresas y sorpresones. En las últimas horas escuché a la ministra Reyes Maroto hablar de un Plan Industrial y recordé aquellos mapas de los libros escolares en los que aparecían latas de conserva en Galicia, chimeneas en el País Vasco, fábricas en Cataluña... y aquí una espiga o nada. Me hubiese gustado que la ministra diese algún detalle más. También ha estado Abellán, torero, uno de los comparecientes en esta campaña –el otro, aunque de esa manera, es Morante de la Puebla—en la que los toros han estado ahí, aunque al final menos de lo esperado. Con la feria de San Isidro es muy difícil competir. Antonio Lorca, crítico de “El País”, va a hablar en el Liceo de los toros según Disney, coincidiendo con esos otros que Picasso utilizó, por ejemplo, en el “Guernica”, protagonista estas semanas de una exposición en la Plaza de Anaya que es una lección de historia, de esa que hay que conocer para no repetirla. Quizá se acerque el toro de Gabriel Sánchez Calzada desde La Glorieta a saludar a su colega picassiano.

Con otro escultor, Valeriano Hernández, me siento a comer después de meses sin vernos porque no deja las maletas en el suelo. Tucumán y Brezier, a un lado y otro del “charco”, son sus próximos destinos. Creo que tiene esculturas en los cinco continentes y alguna muy al norte, en el jardín de Santa Claus. Hablamos de escultura y elecciones. Lo propio. Falta en el estatuario salmantino un monumento al hornazo, que lo alivie de santos y figuras de la cultura; un hornazo con sus tripas a la vista, que son un regalo de primavera, como el agua de estos días, son una bendición. Un hornazo de la albercana Mari Luz Lorenzo, por ejemplo, que sería un modelo estupendo. Por San Marcos se riegan con agua bendita los campos, que cuando se trata de la comida toda protección y bendición es poca.

Se abren las horas de la meditación del voto. La Peña de Francia es un buen lugar para la reflexión retirada, aunque el claustro dominico de los Reyes lo sea también, o uno de los miradores de Las Arribes, incluso el propio Convento de la Verde, en Aldeadávila, o el Castro de Carpio Bernardo, un Arapil, el Calvitero... Hay mucho que reflexionar. O no. Hace poco decían que cuatro de cada diez no tenían claro su voto, aunque mis oráculos sugieren que quizá no lo querían decir. Se abren visitas nocturnas a Ierónimus, al Pozo de las Nieves y el Cerro de San Vicente, citas que me transmiten cierta sensación de que estamos en primavera.

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