Golpe a la España vaciada
Martes, 20 de agosto 2019, 05:00
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Poco antes de las elecciones, todos los partidos se apuntaron a la manifestación que llevó a decenas de miles de personas un domingo de primavera a manifestarse en Madrid para exigir una solución urgente contra la despoblación: un pacto de Estado. Los asistentes reclamaban oportunidades que les permitieran seguir viviendo en esa España que también tiene muchos atractivos.
La protesta nacía del hartazgo por el abandono político, entre otras cosas, y por la oportunidad ante unos disputados comicios.
La sangría demográfica se está cebando especialmente con esos pueblos y ciudades que ofrecen calidad del aire, tranquilidad a raudales, menos niveles de delincuencia que las grandes urbes, pero también menos oportunidades, especialmente laborales y escasos servicios e infraestructuras.
En la movilización de primavera estaban en juego 99 escaños, muchos para una España fraccionada políticamente en la que el 30% del territorio concentra el 90% de la población. Era demasiado lo que se podía ganar o perder y todos los candidatos se lanzaron a la conquista del voto de la España interior.
Fotos con tractores, con vacas, ovejas y con escenarios desérticos, incluso “apaletados”. Los candidatos habían descubierto una nueva fórmula para pelear el último voto en disputa. Se lanzaban a conquistar a los escasos habitantes de la España rural y se prometía el oro y el moro para convencer a sus “importantes” moradores. Prometían internet, infraestructuras, ventajas fiscales, y comisiones por doquier para analizar-evaluar el problema. Como si se acabara de descubrir el flujo migratorio hacia las grandes urbes y el hueco que han dejado los que decidieron un día embarcarse en busca de mejores oportunidades.
Todos los partidos, sin excepción, incluyeron medidas contra la despoblación en sus programas. Pero una vez que se cerraron los colegios electorales y se apagaron los focos de las cámaras, todo sigue igual, si no es peor.
El Gobierno ya está echando leña para quemar lo que queda de la España vaciada. Necesita dinero para hacer cosas donde más puedan brillar y desde luego no es en la España vaciada, que carece de interés periodístico a no ser que haya un suceso de alcance nacional.
No es nada nuevo que el PSOE, si finalmente consigue gobernar, necesita nuevos impuestos para financiar los servicios y desde luego lo más sencillos es meterle la mano en el bolsillo a los de siempre. No a las grandes fortunas, que no se dejan. Ni a los bancos que tiene recursos para que los paguen otros. Sí a los pequeños autónomos, a los asalariados de las pequeñas empresas o a los pensionistas y jubilados que menos cobran. En definitiva, a los que vivimos en la España vaciada. Eso es lo que hará este Gobierno si decide que paguemos peaje por las autovías que seguimos sufragando con los impuestos.
La gran mentira del Gobierno de Pedro Sánchez es que hay que mantener las autovías y eso cuesta dinero. La primera pregunta al ministro Ábalos está clara: ¿A qué se destinan entonces nuestros impuestos?, ¿quién está sufragando en la actualidad el coste de mantener las infraestructuras?
Las autovías de esta provincia, tres, sirven para vertebrar España de norte a sur, forman parte de una red que comunica España y Portugal con Europa, pero además facilitan la atención sanitaria a cientos de salmantinos que viven en la España más vaciada y más olvidada.
Si el PSOE decide recaudar impuestos a costa de poner un peaje “simbólico” en las autovías será el golpe definitivo para la España vaciada y el camino más sencillo para recaudar más impuestos con los que financiar chiringuitos varios y sus engaños electorales.
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