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Esto no lo arregla ni una alcaldesa sorda y bollera. Imposible. Ha llegado en el fin de la campaña electoral la segunda parte de Tito Berni, se ve que inspirada también en la saga Torrente, y si en la otra había dinero y prostitución ahora esta va de secuestro, compra de votos y droga. El PSOE vuelve a ser protagonista y, como la anterior, también está basada en hechos reales.
Hoy no es un jornada de reflexión al uso. Hoy no hace falta que nadie nos diga que nuestro voto vale porque sabemos que si es al PSOE está entre 50 o 100 euros -con 50 de premio extra si llevas a un amigo dispuesto a vender el suyo- o incluso puede subir a 200. Si es en especie se cambia por drogas y de eso cree la Guardia Civil que sabe mucho la candidata socialista a la Alcaldía de Albudeite. Sobre secuestros, el juez apunta a un alto cargo del PSOE de Andalucía y si es compra masiva de votos, a la Coalición por Melilla. No sabemos si el precio va como en las apuestas deportivas y depende de la dificultad o de las siglas que sean o es precio único. De momento solo participan la Coalición y el PSOE.
Dice Marlaska que estudiará el cambio de la ley del voto por correo, que le da mala espina. El Gobierno, dueño del BOE y rey del decreto, en este caso solo lo estudiará. Pese a la gravedad de los hechos no pide investigaciones y tampoco salen en tromba los ministros para denunciar tanta corrupción. La culpa es del PP, como siempre, dice Pedro Sánchez. Y de los jueces. Son muy malos por haber levantado ahora el secreto de sumario del caso Maracena. Esto va, según las investigaciones del juez, de una concejala que se va a ir de la lengua y, entonces, el alto cargo del PSOE de Andalucía, un concejal y la candidata a alcaldesa planean darle un susto con ucranianos. Al final deciden que sea el compañero de la número 1 quien la secuestre porque, como él es bipolar, le caerá menos pena. Con pistola de juguete comprada en Amazon y un cuchillo la mete en el maletero del coche y, como lo ha visto en una película, envuelve el móvil de Vanessa en papel de aluminio para que no puedan rastrearlo. Pero la culpa es del juez. ¿De verdad?
Si ha habido un secuestro y una investigación que ahora concluye, el PSOE lo sabía y no debería haber presentado en su lista a la alcaldesa. Si está, como apunta el juez, implicado un alto cargo del PSOE de Andalucía, tenía que haberlo apartado. Si en Mojácar, el pueblo de veraneo de Sánchez y Bolaños, hay 7 arrestados por la compra de votos y, entre ellos, los números 2 y 5 de la candidatura del PSOE, la respuesta de condena del partido tenía que haber sido inmediata.Y es obligación del Gobierno, no ya solo del PSOE, exigir que se investigue la procedencia de los 200.000 euros necesarios para comprar los votos en Mojácar y, especialmente, el más del millón para los 10.000 de Melilla, sueño dorado de Marruecos, y que supondría amañar un tercio de representantes de la asamblea. España, su democracia e imagen internacional debe estar muy por encima de los partidos y Sánchez ha vuelto a priorizar sus intereses, los del PSOE, aunque nuestro país quede como Cagancho, país bananero y sea el hazmerreír de medio mundo. Y se la juega, porque a este paso le van a pedir dinero por su voto los que ahora votan gratis al PSOE. ¿Por qué a los de Mojácar, sí y a los de Salamanca, no?
Mañana votamos al alcalde y en otras comunidades, a sus presidentes. Pero la clave será saber de qué color es España, si azul o roja, si del PSOE o del PP, si vuelve el bipartidismo o sigue el guirigay. Cuando mañana nos acostemos medio adivinaremos si repetirá Sánchez como presidente o será Feijóo. Cada voto cuenta y estas elecciones se ve que mucho más. Menudo bochorno.
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