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María Corina y los de aquí

Se le pide al presidente que se pronuncie sobre Venezuela, pero no tiene nada fácil lo de cantar el gloria al bravo pueblo

Sábado, 11 de enero 2025, 06:00

La imagen es la de María Corina. Prometió salir de la clandestinidad, se dudaba por el riesgo, y allá apareció en lo alto, con la bandera de Venezuela. Y abajo, los cientos de móviles de ese pueblo valiente mostrándole al mundo que no tiene miedo y que jamás estuvo tan cerca de decirle adiós a Maduro. Y Trump ya ha dicho que Venezuela le queda al lado y que está con María Corina.

Como lo ha dicho, a lo grande, el presidente de Chile, Gabriel Boric. Eso tan clarito de que «desde la izquierda política les digo que el gobierno de Maduro es una dictadura».

Y se esperaba el pronunciamiento en esa línea del presidente de España, pero no. Y se esperaba que hablara porque cuando acordó con su coalición reconocer al pueblo palestino, Pedro Sánchez lo justificó en que España estaría «en el lado correcto de la historia». Y se esperaba también porque en la apertura de los actos por los 50 años de la muerte de Franco, el presidente se mostró como adalid de la libertad y, además, resaltó que la democracia no es algo de derechas o izquierdas. Y eso está muy en la línea de lo que ha dicho ahora el presidente de Chile.

Pero nada. Y hay que reconocerle al presidente que puede tener sus motivos, que lo suyo no es fácil. Que en este lado somos todos muy valientes. Por una parte, ahí tiene el caso Delcy y sus maletas. Esa estrecha y extraña relación de su Gobierno con la vicepresidenta y mano derecha de Maduro.

Luego está Zapatero, a quien el presidente Sánchez escucha con atención como, al parecer, también hace Maduro. Zapatero cuenta que fue «fundamental» para que Edmundo llegara a España. María Corina, en cambio, discrepa y mantiene que lo que hizo Zapatero fue actuar con el régimen y en contra de los venezolanos. Allá le llaman «traidor».

Zapatero ha evitado pronunciarse sobre la «victoria» de Maduro. Felipe González, no, y ha asegurado que el 90 % de venezolanos sabe que no ganó. Y también que no entiende que Sánchez no se pronuncie, cuando «lo sabe». Lo de que no ganó.

Sánchez lo que sabe bien es que, además de lo de Delcy y de lo de Zapatero, está lo de sus socios, a los que necesita para seguir en Moncloa. Ahí está su vicepresidenta Yolanda Díaz, que lloró la muerte de Fidel Castro. La ministra de Trabajo presume de que en su casa le enseñaron que en el comunismo está la democracia y está la igualdad. Y por eso a Fidel le dedicó un sentido mensaje: «Con él caminarán los pueblos, hasta siempre comandante». El pueblo que camina con Cuba es Venezuela.

Y lo que le pasa a Yolanda le viene a ocurrir a Sumar y a Podemos. Fue Garzón, el exministro, quien dijo que el gobierno de Maduro logró que en Venezuela comieran 3 veces al día. Y luego dijo lo mismo Errejón, que aseguró además que allí se respetan las libertades. Luego está Monedero, lo de ayer, y ese vídeo viral en el que bailaba en un acto en apoyo de Maduro. Y están ERC y Bildu, que ni asistieron al Congreso para abordar los resultados de Venezuela, que es ese país refugio de prófugos de ETA.

En el Gobierno se está más a tramitar una Ley para vetar acusaciones particulares y a recusar a jueces que hablen de política. Y el debate se presentaría interesante, si no fuera porque justo esas acusaciones particulares han dado pie a investigar a la mujer y al hermano de Sánchez. Y si no fuera porque Dolores Delgado pasó de ser ministra un enero, a fiscal general ese febrero.

Y el Gobierno a lo que está también es a los actos por la muerte de Franco, aunque muriera en la cama. Y no quiere vincular a Franco con Maduro. Ni cantar el gloria al bravo pueblo. Y vaya que es un pueblo bravo, como María Corina.

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