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No se sabe cómo llegó el mosquito a Toledo y tampoco cómo le dio por aparecer en Extremadura. No se sabe si el 8 llegó a Castilla-La Mancha a bordo de un ternero desde Centroeuropa o si el 1 se plantó en Cáceres en coche. Dice el Ministerio que al 3 lo trajo el viento desde Portugal, que digo que cómo lo sabrá. Y ante lo imposible de darle el alto al mosquito, la España ganadera está en vilo y sin remedio, porque no hay vacunas o las que hay son pocas, y los focos asustan de lo que crecen.
Y han dicho buenos días 4 serotipos, pero pueden venir otros 20 que andan por ahí y esto puede ser un no parar, que esperemos que no. No es buena señal que el Ministerio tarde más de la cuenta en publicar los últimos focos, los de Toledo y las zonas suspendidas, como las de Salamanca. Cuentan que espera para publicar todos juntos, que son al parecer estos y un montón más.
Se está haciendo bien ahora, lo de que exista coordinación entre el Ministerio y las comunidades. Al parecer, el ministro Luis Planas habla con los consejeros y en plan bien, no como cuando lo de la EHE. Sí desliza siempre que puede que la sanidad es cosa de las comunidades, que suena a salvarse por si algo sale mal.
Y la comunidad compra las vacunas, pero no se sabe qué pasa si una se planta y dice que no le llega, que puede ser el caso de una Castilla y León con más de tres millones y medio de cabezas de ganado vacuno y ovino, y gran parte con necesidad de dos dosis. O si otra dice que no le viene bien el gasto, y eso facilita la extensión de la enfermedad al resto. No puede ser que el Ministerio se lave tanto las manos con las vacunas, aunque reparta unas dosis. Tampoco el coste que tiene para el ganadero, que encima depende de lo generosas que estén las comunidades. Lo de Castilla y León, comparado con otras, no está para quejarse. Aunque se quejan y con razón porque el mosquito lo trae el viento o lo que sea, y ellos, sea poco o mucho, pagan.
Ahora la situación es preocupante porque sólo la parte afectada de Salamanca, Extremadura y Toledo suman un tercio del ganado bovino y ovino de toda España. Es preocupante porque sólo Ciudad Rodrigo tiene más reses que seis comunidades enteras. Y es preocupante porque ahora parece que nadie sabe cómo se comportará cada serotipo en España, ni como afectará, por ejemplo, al caprino, porque no hay referentes en otros países. El serotipo 3 no se comporta (afortunadamente) igual ahora aquí que en Portugal.
Es preocupante porque la esperanza está puesta en que no afecte al ganado, en que no sean esas mortalidades de hasta el 25 % que se anunciaban. Y en que llegue rápido el frío y adiós al mosquito. Y el optimismo está en que octubre está más próximo a diciembre. Y para otros, en que les llama más no vacunar y hacer PCR que vacunar tanto y con tantas vacunas. Y preocupa el precio de la carne, que ya estaba por las nubes porque había poco ganado y ahora va a ser menos.
Ahora en España hay vacuna del serotipo 4, pocas del 3, y se calcula que no habrá hasta finales de enero del 1 y del 8 y que a lo mejor ahí llega una conjunta, al menos del 1 y del 4. Como no había demanda, las empresas apenas fabricaban. Y esto pasa en el mejor momento de precios del ternero y con la campaña de Navidad llamando a la puerta.
Preocupa la exportación, y ahora el Ministerio está en la labor de convencer a Marruecos de que la PCR es más que suficiente para garantizar que el ganado que compra en España está libre y para que siga comprando. Si no lo consigue Planas, que se lleva bien con Marruecos, tenemos un lío mayor. El de vender menos. Y el que hay, no es ya poco, aunque es lo que hay.
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