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No se sabe en qué momento la izquierda se apartó de la agricultura y la ganadería, pero lo hizo. Quizá todo empezó con Rosa Aguilar, cuando el ministerio del campo se llamó de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino. Muy verde todo. Ahora toda la izquierda es verde, mucho, pero a veces con disimulo. El ministerio lleva, por ejemplo, nombre de campo: Agricultura, Pesca y Alimentación, pero es una sucursal del de Transición Ecológica, gobernado por una ecologista que declaró en 2018 que si fuera por ella, prohibiría toros y caza. Se llama Teresa Ribera y Pedro Sánchez le ha dado poderes. El mayor, ser la reina del agua.
Por eso ella la reparte. Le da menos de la que era habitual a los agricultores o incluso nada: que corra por los ríos. Ribera es verde, muy verde, porque sabe que no llueve y dice que cada vez lloverá menos y en lugar de disminuir el caudal ecológico de los ríos, que puede hacerlo porque ahora hay depuradoras, lo mantiene para que los pececillos se diviertan en lo hondo. Es verde, mucho, porque sabe que hay sequía y anuncia que habrá muchas pero no hace caso de expertos que le dicen que construya embalses. Para ella lo primero son las aves. Que nadie las moleste. Si no puede haber más regadío, por ejemplo en La Armuña, se siente. Además hay que destruir presas, como en su momento la de Yecla, porque le gusta a Europa y le gusta a ella. Servía para que el ganado bebiera y para almacenar agua por posibles incendios, pero se eliminó. Ahora Ribera iba a volar la de Valdecaballeros pero frenó después de que Vara, que se la juega el 28-M, se quejara.
El PSOE es verde porque está Luis Planas como ministro de Agricultura. Si le importaran la agricultura y la ganadería, habría presidido la mesa de la sequía que convocó el 19 de abril, habría llevado allí medidas y las habría puesto en marcha casi al día siguiente porque ya entonces Extremadura, Andalucía o Castilla-La Mancha estaban como la mojama. Pero no. Esperó a la pegada de carteles. Y él, que tan buena prensa tiene entre los ganaderos y que fue aplaudido en Salamaq, le dará más euros por vaca a los de Extremadura y Andalucía que a los de Castilla y León, si es que encima llega el dinero. Será que aquí la paja y el forraje cuestan menos. Los millones para agricultura los repartirá según vea. Se anuncia tour hasta el 28-M por provincias con premio.
Podemos es verde, pero estos no engañan. Su próximo reto es que los árboles sean declarados seres vivos para que así no se puedan talar. De agricultores y ganaderos con más de 4 vacas u ovejas no quieren ni hablar.
Y la otra rama de la izquierda es la de Yolanda Díaz. Ella no se mete en charcos pero su Teresa Ribera se llama Aída Gascón y es activista animalista. Dice Aída que hay que botar al campo. Que los ganaderos gastan mucha agua. Que se lleva mucha cada filete -me da que se perdió la clase del ciclo del agua- y que el ganado la ensucia. Dice Aída que mejor que carne, un plato de legumbres. Y que ojalá se venda pronto la leche sintética porque ella ve que es mejor para el medio ambiente y para las vaquitas. Pobres vaquitas. No sé si se da cuenta de que si no dieran leche, estarían en el matadero. Por cierto, cuando vio que los chinos criarían cerdos en granjas rascacielos mostró su alegría porque cree que así verá a la industria española sufrir. «Vayan cambiando de negocio, ganaderos», escribió.
Si gana Yolanda, Aída marcará su política animalista. Su última propuesta es introducir la perspectiva animalista en las ciudades, con farolas con luces rojas para que sean amigables con los murciélagos. Tal cual.
El campo necesita ayuda pero de verdad, porque se arruina. De la izquierda se ve que no va a salir, al contrario, y de la derecha, pues veremos.
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