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Sería necio congratularnos con un rayito de buenas noticias y obviar los nubarrones. Salamanca y Zamora son las provincias de Castilla y León donde crecieron los nacimientos en los cinco primeros meses de 2023, en un contexto de disminución nacional del 2,29% sobre los paupérrimos números del año anterior, según recientes datos del INE. Otra lucecita esperanzadora es que Castilla y León fue una de las cuatro comunidades que aumentaron nacimientos en 2022 (0,77%, la segunda mejor), frente a la caída nacional del 2,08%. El incremento se dio solo en cuatro de sus provincias (de nuevo, entre las afortunadas, Salamanca).
Pero no es inteligente buscar consuelo en el mal de muchos. Porque no es el oro, ni el petróleo, ni siquiera el agua: los niños son el mayor tesoro. Una riqueza que escasea. Un país ralo de niños se transforma en el ominoso final del Flautista de Hamelín. Todos los territorios de una misma área geográfica están interconectados y ninguno podrá sustraerse por completo a repercusiones negativas si llega el aterrador invierno demográfico. El objetivo del relevo generacional que emana del propio ciclo de la vida, clave para sostener el Estado del Bienestar, parece alejarse más y más.
Y es que expertos alertan: Winter is coming. La incesante caída de hojas de los árboles indica que ya estamos en pleno otoño y el tiempo apremia. O las administraciones toman medidas valientes, o pronto la tendencia será imparable e imposible de revertir. Si para los abundantes natalicios de los años 60 se acuñó el término baby boom, para las descarnadas cotas actuales podemos hablar de baby crack. Y la falta de cohesión territorial agudiza las dentelladas de la despoblación en algunos lugares. En 2022, en España la tasa de fecundidad (número de hijos por mujer) fue 1,19, una de las más bajas de Europa, muy lejos de la llamada fecundidad de reemplazo (2,1). Esto amenaza la estabilidad de la pirámide poblacional y causa un problema estructural a nuestra sociedad. La cifra de nacimientos en nuestro país en 2022, inferior al de defunciones, ha batido el mínimo de la serie histórica desde que existen registros, hace ocho décadas.
Urge coger el toro por los cuernos y priorizar la cuestión demográfica en las agendas de todos los gobiernos como línea estratégica. Delinear un programa más ambicioso y exhaustivo: en incentivos económicos y fiscales por nacimiento y adopción, apoyo a familias numerosas, ayudas al empleo y la conciliación, acceso a la vivienda, gratuidad de las guarderías… Queda mucho margen de maniobra. Tic tac.
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