Secciones
Destacamos
«Una cosa que ha sucedido, cuando la recordamos, nos damos cuenta de que tuvo su propio lugar», afirmó una de las escritoras más carismáticas del siglo XX español, Carmen Martín Gaite, que abrió los ojos al cielo de Salamanca en diciembre de 1925. Por mucho que su línea materna fuera gallega o que se trasladara a Madrid con 23 años, Martín Gaite tuvo su propio lugar en Salamanca, del que hizo su locus standi insoslayable, la atalaya desde la que entendió el mundo, como la Vetusta de Clarín o la Marineda de Pardo Bazán.
Salamanca es una poderosa presencia en sus obras, especialmente su Premio Nadal de 1957 «Entre visillos» (aunque sin nombrarse expresamente) y su Premio Nacional de Narrativa de 1978 «El cuarto de atrás» (la habitación de juegos de la casa de su niñez), y asoma por innumerables rendijas en su amplia producción literaria. La ciudad la marcó a fuego lento esos primeros años. Su espíritu libre, vitalista, viajero, transgresor, jamás se sustrajo del tamiz salmantino donde comenzó a forjarse y donde contrajo ese amor por la palabra que sería ya su compañero de por vida y su herramienta para sobrevivir naufragios que debió bregar, como la pérdida de sus dos hijos.
Su figura no se entiende sin Salamanca. Y tampoco Salamanca se entiende sin su figura, como las de Unamuno o Fray Luis de León. Acaba de culminar un anhelo de la ciudad surgido hace más de dos décadas. Tras morir Martín Gaite en julio de 2000, la Junta de Castilla y León adquirió en 2007 el fondo bibliográfico a su hermana menor Ana María, su pariente vivo más cercano (fallecida en 2019), y lo depositó en la Biblioteca de Castilla y León.
El mes pasado, la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte ha cedido a la Universidad de Salamanca, en la que Martín Gaite se licenció en Filosofía y Letras, su legado de más de 1.500 documentos y objetos para custodiarse un período inicial de 20 años en el Centro Internacional del Español, en la emblemática Plaza de los Bandos, cuyo número 3 fue su casa, demolida en 1970. El último trimestre del año se abrirá al público.
El edificio que albergó el Banco de España, junto a la estatua de Narcisa Vicente Rodríguez que la homenajeó poco después de su muerte, guardará ahora otro valioso patrimonio, convirtiendo Salamanca en el epicentro de los estudios sobre Martín Gaite. Ya era referencia de culto para tantos lectores que, tras entablar un diálogo con ella desde la atractiva cercanía y cotidianeidad de la materia con que crió su narrativa, se acercan a Salamanca buscándola. Porque en realidad ella nunca se fue de aquí.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.