El amigo americano
Todavía pesa el estigma de Zapatero sentado al paso de la bandera de Estados Unidos
El amigo norteamericano, quiero decir; o, por más señas, estadounidense. Aunque lo de americano sea ya un término tan generalizado que todos nos entendemos, excepto ... cuando, para cabreo de Trump, aludimos al Golfo de México de toda la vida y nos negamos a adoptar el nuevo bautismo geográfico-toponímico. Nuestras relaciones con el «gran hermano americano» han experimentado muchos altibajos a lo largo de la historia. Por ejemplo, España proporcionó una valiosa ayuda a la independencia colonial, auxilio, por cierto, no sé si suficientemente agradecido, por más que Bernardo de Gálvez esté presente en placas, estatuas y retratos en diversos lugares, Capitolio incluido. Episodios como la guerra de Cuba, la felonía del hundimiento del «Maine» y la guerra posterior enfriaron las relaciones en la etapa finisecular.
A lo largo del siglo XX resultaría difícil concebir cualquier acontecimiento, ya sea de carácter militar o meramente cultural, sin la impronta norteamericana. La ayuda a Franco (que la estuvimos pagando durante décadas), las bases de utilización conjunta, las alianzas estratégicas y, hasta si se quiere, las películas del Oeste o las fiebres consumistas suponen hitos a los que es imposible sustraerse. Tiempos hubo en los que el lema «OTAN no, bases fuera» reflejaba una profunda animadversión nunca bien digerida por la izquierda en su tránsito desde las aulas universitarias hasta determinados círculos de la alta política. Aún pesa el estigma de Zapatero sentado al paso de la bandera de Estados Unidos, algo imperdonable para cualquier patriota heredero del tío Sam.
El Instituto «Benjamin Franklin» de la Universidad de Alcalá, dirigido por el catedrático José Antonio Gurpegui, acaba de hacer público su cuarto informe sobre la imagen de Estados Unidos en España. De dicho estudio se desprenden algunos datos interesantes que nos ayudan a situarnos respecto a la percepción y a los sentimientos de los españoles ante la realidad insoslayable de «lo americano» en la actualidad. No debería sorprendernos el hecho de que en nuestra mentalidad colectiva la imagen de los Estados Unidos se haya ido deteriorando últimamente, acaso en consonancia con la opinión negativa que de la presidencia de Trump tiene casi un setenta por ciento de la población española, según el informe. Es obvio que las opiniones difieren dependiendo de las franjas de edad. Los jóvenes tienden a valorar a Estados Unidos de forma más positiva. Pero lo que sin lugar a dudas ha contribuido a empeorar la imagen en todo el espectro social español es la política migratoria impuesta por Trump y su desprecio a la cultura hispana. Por no mencionar los bailes de aranceles y sus balandronadas sobre Venezuela (y Colombia), así como los comentarios en torno a la contribución militar de España a la OTAN.
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