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Pedro Sánchez, con su avispado anticipo electoral, y una consulta hospitalaria sin importancia, de esas que esperas más de ocho meses desde que la solicitas, malograron el proyecto que tenía de hacer esta semana pasada el Camino Torres. Se trata de un duro recorrido de casi 570 kilómetros que une Salamanca con Santiago de Compostela utilizando el itinerario que eligió para su peregrinación don Diego de Torres Villarroel allá por el siglo XVIII.
No es una ruta muy habitual. Se pasa por Robliza de Cojos, San Muñoz, Alba de Yeltes, Ciudad Rodrigo y Gallegos de Argañán, en la parte salmantina, hasta que se cruza la frontera y se atraviesan localidades lusas tan bellas como Almeida, Pinhel, Trancoso, Peso da Régua, Amarante, Guimaraes o Braga para entrar en Galicia por Tui y seguir ya por el clásico camino portugués.
A mí me va la aventura, pero planificada. Por eso, suelo elaborar en los meses de preparación para estos caminos un libro de ruta en el que me anoto de todo: lugares para visitar, sitios para comer buenos, bonitos y baratos, espacios en los que uno puede perderse por la mala señalización, albergues con los mejores comentarios, curiosidades que no debo dejar de conocer... Para ello, incluso me meto en la opción que ofrece Google Maps de ver las calles de las localidades y las carreteras sobre el terreno, esa que aparece al colocar el muñequito sobre un tramo de vía de color azul.
Eso me ha permitido, por ejemplo, descubrir que en Portugal se han tomado más en serio este camino que aquí en España. Una vez más, los del país vecino nos pasan por la izquierda.
Aquí, contamos con el sacrificado trabajo del catedrático del Departamento de Informática y Automática de la Universidad de Salamanca Luis Antonio Miguel Quintales, quien junto a María Soledad Beato Gutiérrez recuperaron este camino tras una ardua labor de investigación. Para ello, no contaron con financiación alguna de instituciones, ni públicas, ni privadas. En una página web, que se está actualizando en estos momentos, han marcado las etapas, recogen relatos de peregrinos que han cubierto esta ruta y ofrecen valiosa información para cubrir este itinerario tan bello como poco conocido.
Si buscan en internet la página y la aplicación para teléfono móvil que ha creado Portugal sobre este camino, con el apoyo de todas sus instituciones, aprovechando fondos europeos, se les caerá la baba. Si se animan a cubrirlo, verán una señalización que ya quisieran encontrar los peregrinos que cruzan Salamanca a través de la Vía de la Plata. Qué envidia.
Menos mal que todavía hay instituciones que se acuerdan del trabajo desinteresado de estos héroes anónimos. Y así Luis Antonio Miguel Quintales fue distinguido el mes pasado con el Premio Internacional Grupo Compostela–Xunta de Galicia como figura clave en «la puesta en valor del Camino Torres» y por su contribución a la recuperación y transmisión de los «itinerarios del Camino de Santiago que habían quedado olvidados». Por estos lares no se le ha reconocido mucho. Suele ocurrir.
Me queda la espina clavada para hacerlo el año que viene. Para compensar, y dado que es Año Jubilar Teresiano, he recorrido la Ruta denominada «De la cuna al sepulcro», aunque yo fui del sepulcro a la cuna, es decir desde Alba de Tormes a Ávila. El itinerario, todo hay que decirlo, está perfectamente señalizado y es todo un ejemplo de hacer las cosas bien. Y es que, cuando se quiere, se puede.
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