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Por mucho que lo intentemos explicar, solo a los que les gusta el fútbol pueden entender que nuestro estado de ánimo sea uno u otro en función de cómo haya ido la jornada futbolística o de si nuestro equipo se lo juegue todo en esta época del año. Con la que está cayendo el baloncito es nuestra quitapenas. Los precios de los alimentos están por las nubes, el gas y el carburante no paran de subir, los salarios están congelados, el euríbor es un auténtico enemigo y el alquiler es imposible, pero si nuestro equipo gana parece que a uno se le olvida tanto drama.
Hay dos claros ejemplos de ello estos días, el Salamanca y el Real Madrid. El Helmántico parece que vuelve a rugir con los herederos de la UDS. Hay una masa social enorme de aficionados que si se hicieran las cosas medianamente bien desde la directiva llevaría al campo a 6.000 personas sin mucho esfuerzo. Pero como la gestión no puede ser peor tiene que conformarse con estar en una categoría vergonzante para una gran ciudad. Sin embargo, las posibilidades de poder ascender para dejar de jugar con el Villaralbo o el Colegios Diocesanos y hacerlo con el Guijuelo o la Segoviana llevan a la locura a la bendita afición que hace cola en busca de una de las 600 entradas para viajar a Tordesillas. El plan del fin de semana depende del día, el sitio y la hora a la que juegue el Salamanca UDS, las penas con fútbol son menos penas. En cuanto el equipo nos da la mínima esperanza de poder subir de categoría nos olvidamos de que detrás del club hay un empresario mexicano al que se la bufa su inversión y la ciudad y que ha convertido en un meme al emblema deportivo salmantino. Su palabra tiene menos valor que la de Pedro Sánchez.
Y con el Real Madrid ocurre lo mismo. Puedes haber tenido un día de mierda que llega el mejor club del mundo y te lo convierte en una fecha inolvidable. Lo del miércoles en Manchester es un ejemplo de resistencia y de esfuerzo titánico en busca de un objetivo. De acuerdo que es solo fútbol, pero lo que hizo este equipo puede ayudar a motivarnos en situaciones cotidianas. Nos podemos enfrentar a los problemas y a las dificultades de muchas maneras, pero hacerlo desde la confianza de poder superarlos a pesar de nuestras inferioridades es lo que nos lleva a obtener la recompensa. Al miedo se le mira a la cara y esa es la enseñanza de un simple partido de fútbol. Saltar al campo del equipo que mejor juega a este deporte sin el mejor portero del mundo, los dos centrales titulares y el pivote defensivo que equilibra al equipo te hace muy inferior, pero eso no significa que vayas a caer derrotado. Ahora eso hay que extrapolarlo a la vida real.
A pesar de que la política es quien está detrás de todas las decisiones que marcan nuestra vida, el fútbol consigue que en momentos como estos pase a un segundo plano. A los aficionados del Madrid hasta se nos olvidó por unas cuantas horas Óscar Puente. El pucelano parece menos ogro y hasta confiamos en que en la restructuración ferroviaria que hoy va a anunciar nos diga que vamos a tener cuarta y quinta frecuencia con Madrid. El ministro de Transportes que tanto daño está haciendo a esta provincia se ha empeñado también en devolver al tablero mediático la necesidad de pagar por utilizar las autovías. Como si nos sobrars el dinero… Ya solo nos queda que las empresas que religiosamente nos pagan la nómina cada mes la remitan directamente a Moncloa, porque entre impuestos y demás peajes nos arruinan. Rogamos que al menos nos dejen una propina para poder pagar el carné de seguidor de nuestro club y poder así ilusionarnos con la felicidad.
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