Politización deportiva

Los españoles somos expertos en todo. El «cuñadismo» aflora entre los amigos y la familia cada vez que un tema absorbe la mitad de los minutos de un informativo o la mayor parte de las páginas de un periódico. Estos días no hay nadie que sepa más que nosotros de los Juegos Olímpicos. Podemos pasar cuatro años sin ver un combate de judo o una competición de esgrima, que todos tenemos claro cuál es la mejor manera de hacer un ippon o de mover el florete. En esta edición de los Juegos además tenemos como salseo el lío de las mujeres que compiten en boxeo con cromosomas xy. ¿Quién no tiene un primo o un amigo intersexual?... Ahora todos damos lecciones y buscamos argumentos que lo único que buscan es politizar algo que las imágenes no pueden ocultar, que no es ni medio normal ver sobre el ring tanta desigualdad. Precisamente clama al cielo ver esta barbaridad en el boxeo, deporte dividido en numerosas categorías con límite de peso del que no te puedes pasar ni un gramo.

Pero no es plan de meternos más en estos berenjenales, que es lo que pretende el Gobierno de España. En Moncloa gustan mucho estos debates estériles que sacan lo peor de nosotros mismos, que nos vuelven a enfrentar y aparecen «las dos españas» bien escoradas. Mientras todo el mundo habla de si en París se ha debido dejar competir a estas dos mujeres nadie lo hace de los escándalos de la esposa y el hermano del presidente del Gobierno o del incendio ocasionado con la entrega a Cataluña de la Hacienda.

Pedro Sánchez es un caradura de categoría. Tanto él como su esposa dejaron claro que darían explicaciones de lo ocurrido y que se ponían a disposición de la Justicia para aclarar todo lo que el magistrado necesitara saber sobre el asunto por el que se investiga a Begoña Gómez y a las primeras de cambio no solo dan la callada como respuesta sino que se querellan contra el juez. Todo muy democrático, por supuesto. Tampoco Sánchez ha dicho ni una palabra en el Parlamento sobre ello y no será porque la oposición no le ha preguntado...

Al presidente y su séquito les interesa más que hablemos cobre la interxualidad, que es un término que se usa para describir de manera general a todas las personas que tienen cuerpos que no coinciden con lo estrictamente masculino o femenino. Entenderán que este no es un problema que afecta realmente a los ciudadanos.

Lo que sí nos tiene ahora mismo en ascuas a los españolitos es conocer todo lo que se le va a dar al independentismo catalán con tal de conseguir gobernar la Generalidad de Cataluña. El escándalo deber ser de tal calibre que hasta los barones socialistas ya han alzado la voz contra su líder todopoderoso.

Luis Tudanca es uno de los secretarios autonómicos del PSOE que ha pedido explicaciones, aunque de poco le servirá porque en Ferraz le hacen el mismo caso que a mí. El burgalés es consciente de que el poder territorial de los socialistas será residual si Sánchez sigue por la senda de ceder a los chantajes del nacionalismo. En las comunidades ven capaz a Sánchez de poner las bases de un referéndum de autodeterminación con tal de mantenerse en la poltrona. Y esa erosión del Partido Socialista sería my difícil de subsanar. Eso no lo remonta nadie. Ni siquiera el mejor Carlos Alcaraz.

De todo esto se hablará poco, al menos durante la semana que arranca en la que todavía estarán los deportistas buscando las medallas en las calles de París. Tendremos que desempolvar el kimono porque llega en taekwondo y como buenos españoles sabemos de ello más que en la propia federación.