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Cómo estarán de hartos los ciudadanos, que nos encontramos a punto de presenciar un atentado al sistema democrático retransmitido a plena luz del día y con pinganillo y parece que no le interesa absolutamente a nadie.
Todos sabemos que Pedro Sánchez va a pactar con toda la recua para perpetuarse cuatro años más en el Gobierno. Lo hará con independentistas, con los amigos de los etarras, con los comunistas, con los prófugos de la Justicia y con el PNV, que es ese partido que siempre se ha vendido al mejor postor sin importarle lo más mínimo los compañeros de viaje. Pues bien, esto a los salmantinos, en líneas generales, «se la bufa». El Partido Popular ha puesto autobuses gratuitos desde Salamanca para ir a una manifestación el domingo en Madrid que clamará contra la amnistía, que será el aperitivo de las cesiones socialistas al chantaje «indepe». Era para llenar toda la flota de los que hay en la provincia, sin embargo no será así. El salmantino, como el vecino de Huesca o el de Benidorm, tiene una desafección extrema por la política y de esto es tan culpable el Partido Popular como el Partido Socialista. No interesa, ya sea por ignorancia o por abatimiento. El salmantino está harto de escuchar siempre las mismas promesas, de ver siempre las mismas caras, de que enfrenten a los ciudadanos, de que se tiren los trastos a la cabeza públicamente y de que después se les vea de cañas juntos tan contentos.
El ciudadano ve muy lejano eso de la amnistía. No entiende que estrangular la Constitución significa el principio del fin de la democracia, y eso se debe a que tienen problemas de «micropolítica» que pasa olímpicamente de lo que le digan Alberto Núñez Feijóo o Pedro Sánchez Pérez-Castejón. Al salmantino lo que le importa es que no llega a fin de mes y el que lo hace no ahorra un mísero euro. Al salmantino le trae por la calle de la amargura tener un trabajo estable y digno, y le aterra la incertidumbre de no saber si un día podrá tener una vivienda. Más allá de eso, le da igual que gobierne el PP o el PSOE, sin pararse a pensar que las formas de hacer política de unos y otros están en las antípodas.
Que la situación para las familias es insostenible es lo único en lo que están de acuerdo todos los ciudadanos, sean de izquierdas o de derechas. Y conscientes de esto se preguntan por qué PP y PSOE no acercan posturas de una vez para que primen los intereses generales de todos los españoles. Pues bien, porque a las cúpulas de los dos partidos no les interesa. Parecen estar más cómodos mirando al extremo que les ampara que al centro en el que realmente se encuentra la solución. La polarización de la política, en la que Podemos, ese partido al borde de la extinción ha tenido tanto que ver, es la principal causa del rumbo preocupante que ha tomado el país. No puede ser que un Gobierno se ponga la camiseta de abanderado de la igualdad y lo que único que genere sea desigualdades. Lucha por la igualdad entre hombres y mujeres –algo en lo que todos estamos de acuerdo- importándole un bledo la igualdad entre personas, o acaso es igualdad quitar derechos y dinero a la mujer de Villar de la Yegua para dárselos a la de Sant Quintí de Mediona, o restarle autonomía al hombre de San Morales para regalársela al que reside en Tossa de Mar. Todo esto que parece esperpéntico a todas luces es lo que está ocurriendo en España y no interesa a la mayoría de los ciudadanos. Tienen problemas más importantes en los que pensar a corto plazo, y, desgraciadamente, razón no les falta.
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