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El Ayuntamiento de Salamanca sacaba ayer pecho de las fiestas de Salamanca. «Han sido un éxito», decía la edil Carmen Seguín. Yo me atrevería a decir que lo que ha sido un éxito han sido los conciertos, las ferias y fiestas aún tienen mucho margen de mejora.
Dejando a un lado Salamaq, cuya organización corre a cargo de la Diputación de Salamanca y se ha convertido en referente ganadero nacional dejando a un lado el resto de sectores que formaban la monográfica de toda la vida, no existe nada más allá de las actuaciones en la Plaza Mayor que le den a las fiestas de la ciudad ese punto necesario para ser referente.
Sin duda el Consistorio ha acertado de pleno con el elenco artístico. Quizás cada salmantino hubiera elegido conciertos diferentes pero las imágenes hablan por sí solas y la Plaza Mayor ha estado a reventar a diario con gente que incluso no ha podido acceder a ella. Lo de que sean gratuitos es un detalle, y lo de que los cachés no hipotequen a la ciudad una obligación. Otro debate es si el ágora es el sitio ideal por lo que representa. Una gran idea fue lo de la orquesta en la plaza de La Concordia para abrir boca, donde además la música suena de maravilla. Ya quedó demostrado que los salmantinos no quieren fiestas en los barrios, pero en este caso ha sido un triunfo y una sorpresa.
Más allá de esto, y de que las actuaciones en Elio Antonio de Nebrija han gustado al personal, falta diversión y ambiente. La actual Feria de Día da ambiente, pero no sé si es el que realmente merece Salamanca y su gran hostelería. La gastronomía que se sirve deja mucho que desear, no en vano llama la atención ver cómo gran parte de los negocios que ponen su caseta se dedican a las copas y no a las tapas. Todo esto queda en un segundo plano cuando se está de cañas en familia o con amigos, pero desde una perspectiva externa aquello parecía una pocilga. La Asociación de Hostelería y el Ayuntamiento deben dar a la Feria de Día la vuelta de tuerca que llevan prometiendo durante los dos o tres últimos años, de no hacerlo aquello aparte de ser cochino acabará en botellón. Los hosteleros propusieron un cambio de ubicación sin estar muy apartados del centro y el Ayuntamiento les ha dado largas. Es el momento del cambio real.
Otra de las apuestas que no tiene mucho sentido tal y como está concebida es el Mercado Medieval. Lo primero para que triunfe algo así es que el entorno pueda tener algo de medieval, o siendo benévolos asemejarse a ello. La Vaguada de la Palma es un espacio que puede explotarse como escenario festivo, pero aquello parecía un rastrillo sin identidad más que un Mercado Medieval. Echen un ojo a Ávila, por ejemplo, que ellos lo bordan desde hace años.
Tampoco vendría mal plantearse cómo recuperar el pregón festivo y los actos en torno a la patrona. Daba mucha pena ver a Silvia Domínguez en el balcón del Ayuntamiento con menos gente que en un entrenamiento del Avenida. No se lo merece la pregonera, ni quien tenga el privilegio de pregonar las futuras fiestas de la ciudad. El desfile floral sí es multitudinario, pero la Virgen de la Vega desaparece de cualquier evento festivo porque desgraciadamente no está en la mayoría de los corazones salmantinos. No veneramos su imagen durante todo el año entre otras cosas porque ni siquiera sabemos dónde se encuentra la talla.
Las fiestas de 2025 deben empezarse a preparar ya. Hay que hablar con los diferentes colectivos para mejorar la Feria de Día, dar a conocer a la patrona, intentar remover el sentimiento peñista y buscar en la oposición todo lo bueno que pueda aportar.
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