La Escuela de Clotilde Rabier
Ante la insistencia de un grupo de bellísimas muchachas se levantó a hablar el Alcalde don Casto Prieto Carrasco
Mademoiselle Clotilde Rabier escribió varias cartas al Rector de la Universidad salmantina don Miguel de Unamuno solicitando ayuda en su deseo de abrir una Escuela ... Francesa en Salamanca y gracias a la recomendación de éste ante el embajador de Francia en España, desde 1931, Jean Herbette, logró la Dirección de la Escuela. Se cumplieron sus deseos el día 25 de febrero de 1933 al abrir sus puertas en una primera planta del edificio nº 34/36 de la calle de Zamora, frente a la calle de la Luna (Reyes Católicos desde 1952). Se accedía por una puerta situada a la derecha del Garaje Argos, de Evaristo Hernández, en un rincón que originaban las casas adjuntas de línea adelantada. Eran la 32 ocupada por una botería, la 30 por la casa de radiadores de automóviles de Castro y la número 28 por la frutería de Luz Carrascal, mayorista del plátano canario. Hacía esquina con la calle del Sol (desde 1937 Vázquez Coronado).
Hacia la puerta de Zamora se encontraba el número 38, edificio propiedad de Mariano Rodríguez Rodríguez edificado en 1922 por el arquitecto Santiago Madrigal en estilo neoplateresco. Alojaba en sus bajos la peluquería de Mariano, la entrada al edificio con un magnífico zaguán y la farmacia de Domingo Delgado, que hacía esquina con la calleja del comunero Francisco Maldonado, que se quedó sin nombre en 1992 al dárselo a otra calle de Chamberí. (Desde el 2 de julo de 2014 pasó a llamarse calle del Ateneo).
La inauguración de la Gran Escuela Francesa se había celebrado en la mañana del 25 de febrero de 1933, siendo su Directora mademoiselle Clotilde Rabier y el banquete lo fue a mediodía en el café Novelty. Presidió el acto la señorita Rabier, acompañada del alcalde de la ciudad don Casto Prieto Carrasco, el cónsul de Francia en Salamanca M. Louis, junto a su señora y mademoiselle Jeanne Fortunade, profesora de la Escuela.
El excelente menú consistió en: entremeses variados, tortilla francesa con jamón, boulevant de pollo, turbán de langostinos, queso abado al Jerez y postres: mele souflé al ron, frutas, café y licores.
A los postres mademoiselle Rabier dio cuenta de una cariñosa carta recibida del embajador francés en España, monsieur Jean Herbette, lamentando no poder asistir al acto – acercamiento espiritual de las dos Repúblicas – rogando muy encarecidamente expresarle su saludo al profesorado y alumnos de la Escuela Francesa en Salamanca.
Ante la insistencia de un grupo de bellísimas muchachas se levantó a hablar el Alcalde don Casto Prieto Carrasco. Agradezco, dijo, esta invitación que se me hace, pero no es caso de que les estropee a ustedes la digestión con un discurso. Es hora nada más que de alegría, porque todos ustedes son jóvenes, con ganas de divertirse. Pero sí aprovecho el momento para decir que siempre son emocionantes para mí, estos actos que estrechan las relaciones espirituales de los países; mucho más si estos guardan entre sí el afecto cordial de Francia y España. Muy agradecido a todos y mis parabienes a mademoiselle Rabier y al profesorado de la Escuela Francesa en Salamanca.
Culminó el acto con vivas a Francia y España. Se organizó seguidamente un animadísimo baile, ejecutando al piano las más modernas danzas las bellísimas señoritas Chelito Hernández y Marichu González Orús, que si como mujeres son dos preciosidades, como pianistas son dos prodigios, según la prensa. (Se dio la circunstancia curiosa de que la señorita Marichu González Orús vivía y era propietaria del edificio con los números 40 y 42, separado de la Escuela por el de estilo neoplateresco y que, dada su grandísima extensión, pues aparte del edificio tenía un gran patio, un florido jardín y su pista de patines lindaba con la pared trasera de la Escuela).
Con motivo de la demolición del edificio de la calle de Zamora, la Escuela Franco Española se trasladó a Calvo Sotelo, número 3 (hoy Rector Lucena) en fecha indeterminada y con motivo de obras y reparaciones reabrió ampliada y reformada, reanudando las clases el día 4 de octubre de 1948 como Escuela Especial para Señoritas, teniendo las especialidades de Primera Enseñanza y Francés, admitiendo niñas internas. En los tiempos de la calle Zamora se había incorporado como profesora la señorita Manoli.
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