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El consejero de Sanidad de Castilla y León -Alejandro Vázquez- compareció ayer ante la Comisión de Sanidad de las Cortes para hacer balance de los objetivos conseguidos en lo que va de legislatura. Lo hizo a petición propia. Supongo que movido por una cierta rabia después de que en los últimos meses se haya levantado una corriente de críticas y opiniones sobre la sanidad de Castilla y León que van dejando poso y, si no se rebaten, terminan equiparando los centros de salud de Salamanca con el puesto de un curandero en Eritrea.
Hablo de rabia porque la verdad es que un alto porcentaje de las críticas, o no son justas, o son interesadas.
Que la sanidad de Castilla y León necesita mejoras te lo firmo hoy y lo seguiremos firmando -si llegamos- dentro de 30 años. Siempre va a ser insuficiente. Siempre. Incluso aquellos usuarios que en las últimas encuestas le han dado un 'casi sobresaliente' al sistema sanitario de la Comunidad, se enfrentarán algún día con una situación en la que no estén contentos y pondrán el grito en el cielo con toda la razón del mundo.
Hace una semana tuve que acudir a las Urgencias del Hospital y me topé con un caos absoluto por una especie de efecto mariposa. Esa teoría del caos que dice que el suave aleteo de una mariposa en un pueblo de China se puede sentir al otro lado del mundo.
En este caso, una avería de la compañía Telefónica en la provincia de León significó que dejaran de funcionar los sistemas informáticos del Hospital que, a su vez, no podía acceder a la historia de los enfermos, tenían que recurrir al papel para trasladar toda la información y lo que antes se resolvía en dos horas ahora se resuelve en cinco… Aquello era inhumano. Con las salas de espera llenas de ancianos y un bamboleo de sanitarios que no daban abasto.
¿Qué sientes en ese momento? Pues que te gustaría estar en cualquier otro lugar menos ahí. Que no te explicas cómo puedes llevar 11 horas -de pie porque no hay sillas libres- y tener la sensación de que nada ha avanzado. Que ojalá hubiera el doble de consultas y que todas estuvieran llenas…
Pero al día siguiente, ya más en frío, rescatas algunos detalles de valor como el hecho de que el médico que te atendió por la mañana y que en teoría terminaba su jornada a las tres de la tarde, seguía allí cuando tú te marchabas por la noche. Que el equipo directivo del Hospital estaba arrimando el hombro para amortiguar el batacazo…
La moraleja es que tenemos motivos de sobra para quejarnos de la sanidad, pero eso no debe hacernos perder una visión más global. Los datos están ahí y cuando los pones todos sobre la mesa y los comparas queda patente que, si la sanidad de Castilla y León te parece mala, qué se puede decir del resto.
¡Es que faltan médicos de familia! Sí. Lo sufrimos todos, y eso que Castilla y León tiene el mayor número de médicos por cada 1.000 habitantes de toda España.
¡Es que están saturados! Algunos muchísimo más que otros -y ojo porque aquí está el problema-, y eso que Castilla y León tiene la menor ratio de tarjetas sanitarias asignadas a cada médico de familia.
¡Es que los médicos no acuden a todos los consultorios! Se ve que a veces sucede, pero aún así los médicos de Castilla y León se desplazan para prestar atención en 163 centros por cada 100.000 habitantes, frente a la media nacional de solo 28 centros.
¿Significa esto que no tenemos derecho a enfadarnos cada vez que sufrimos las deficiencias del sistema de salud? No solo podemos, sino que debemos. Hay que reclamar porque así se mejora lo que aún cojea, pero también hay que estamparle los datos en toda la cara a aquellos que solo parecen vivir para buscar la paja en el ojo ajeno.
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