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YA EMPEZAMOS

El caso W. Rogers

En la comedia ligera de Will Rogers abundan la ironía, el doble sentido, el tecnicismo usado fuera de lugar, la incongruencia …

Emilio Prieto de los Mozos

Lunes, 11 de septiembre 2023, 05:30

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No es posible: «La vergüenza pasa, y el cocido queda en casa». Con seguridad me he equivocado. La persona que ha dicho eso, si es que lo ha dicho, está provocando ya no solo la sonrisa de su interlocutor: de hecho, ha conseguido su carcajada. Ni que fuera Will Rogers el presunto repartidor de risas.

William Penn Adair Rogers,1879 – 1935… …Bueno, bueno, y luego dicen que en España los nombres de persona tienden a ser excesivamente prolijos…Volvamos a empezar: Will Rogers, llamado por lo general así, Will Rogers, fue un americano-nativo tremendamente popular en su época por sus habilidades como actor, y también como «vaudeville performer». Tales competencias, y otras muchas vinculadas con el audaz manejo del idioma, le dieron fama allá por las cinco últimas décadas del XIX y las tres primeras del XX. El vaudeville es un tipo de espectáculo estructurado de una manera fija, esto es, como una comedia ligera e ingeniosa destinada primordialmente al entretenimiento.

Las artes comunicativas que sirven para armar ese propósito son bien conocidas: juegos de lenguaje, metáforas, ambigüedades situacionales, humor picante, pero supuestamente ingenuo, bromas, cambios inapropiados de registro sociolingüístico, etc.

Son especialmente llamativos algunos de esos parámetros, desde luego. Entre ellos, muchos de los que tienen como marco de referencia el humor. En la comedia ligera de Will Rogers abundan la ironía, el doble sentido, el tecnicism o usado fuera de lugar, la incongruencia … El mérito de Rogers se hace más evidente cuando se tiene en cuenta que muchas de sus mejores greguerías están concebidas en dos lenguas maternas: el cherokee y el inglés, lengua en que Rogers se educó. (La nación cherokee se ha distribuido en el territorio indio hoy día adscrito a Oklahoma).

Desde ese territorio tan mental peleó Rogers para incluir en el ámbito intelectual una máxima brillante (máxima de Dylan Thomas): «Alguien me está aburriendo. Me parece que soy yo». Otras veces la barrera del tedio empieza a descarcar con información meridianamente falsa y formalmente bien estructurada: (teorema de Rogers) «Nuestra constitución protege a los aliens, a los borrachos y a los senadores». Algo parecido ocurre con el marcador de secuencias innobles: recuérdese el caso veraz de la vergüenza y los garbanzos, que probablemente sea uno de las justificaciones más brutales que recuerdo. La verdad ¿es siempre la más opción preferible. ¿Seguro?

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