Los potros salvajes
Las sonrisas y los abrazos en el palacio de la Zarzuela se tornaron en seriedad, distancia y frialdad cuando llegaron al otro palacio, el de la Moncloa
Como no podía ser menos, como viene sucediendo desde hace algunos años, no se produce ni un episodio de nuestra Españita sin una trifulca política, sin una polarización, sin un señalamiento. Sin un, éste es bueno y éste otro es malo. Somos incapaces de celebrar al unísono el triunfo de nuestra selección española de fútbol sin que estalle, a los cinco minutos, media docena de polémicas.
Se les ha cuestionado desde el principio porque eran jóvenes, aparentemente desconocidos y muchos esperaban que no pasasen de cuartos. Entre otras cosas, también, porque el propio seleccionador, Luis de la Fuente, ya hizo saltar las alarmas. Lo hemos visto santiguándose por fe y no por superstición, presumir de su amigo torero Emilio de Justo y de su afición a los toros y escucharle decir alto y claro: «viva España». No hace tanto que esta descripción no te situaba a la derecha ni a la izquierda pero hoy en día tienes la etiqueta puesta desde el minuto uno. El seleccionador ya empezó mal.
¿Y cómo nos iba a llevar un negro (o dos) a ser campeones de Europa? Se rompían los estereotipos y los prejudicios desde aquel 3-0 a Croacia en el Estado Olímpico de Berlín. El primero que abría el marcador para España fue Álvaro Morata. Uno de los jugadores más perseguidos, más atacados en una época en la que preocupa mucho la salud mental, la ansiedad y el respeto hacia los demás. Pero en esta ocasión no ha importado nada. A Morata se le podía insultar y hacer memes con él hasta el límite que el propio jugador afirmase que se quiere replantear su futuro.
Pero sobre el escenario de la celebración se volvieron a sentir los colores de una bandera y la unión de un equipo. Y los campeones estaban tan eufóricos y eran tan conscientes de que ahora se han convertido en la gran ilusión de un país, que se vinieron arriban con frases y cánticos. Han hecho de «Gibraltar es español» un himno ajenos a la polémica que podían desencadenar. O no. Aunque dudo que realmente supieran lo que decía el tratado de Utrech de 1713 y la necesidad de retomar ese negociado.
Mientras entonaban la canción del peñón ya se estaba moviendo por redes sociales el frío encuentro con Pedro Sánchez. Quedó patente que la visita a la Moncloa les apetecía menos que la que hacías cuando eras pequeño a la tía-abuela de turno que solo veías en verano. Deseabas que llegara la hora de salir por la puerta.
Las sonrisas, los abrazos, las palabras y los aplausos vividos en el palacio de la Zarzuela se tornaron en seriedad, distancia, frialdad y ni una complicidad cuando llegaron al otro palacio, el de la Moncloa. Todas las miradas se han puesto en Dani Carvajal, jugador del Real Madrid, incluido ya, por méritos propios, en el singular equipo de la fachosfera. Apenas miró a la cara a Pedro Sánchez mientras le tendía ligeramente la mano para saludarlo. También lo hizo el 'negrito' recién graduado en la ESO, que no alcanza la mayoría de edad, Lamine Yamal, jugador del Barça, que hizo el mismo caso, con el mismo gesto, al presidente del Gobierno. Pero por motivos que desconozco no ha sido tan criticado en las tertulias como el 'blanquito' madrileño. Otro 'blanquito' como Joselu que con su gol nos llevó a la final tampoco demostró mucho entusiasmo en esa línea de saludos.
Hay vascos y catalanes que gritan '¡Viva España!' y no se les cae un brazo. Jugadores del Barça que no hablan catalán. Un Carvajal de Leganés, un Lamine Yamal, de Esplugues de Llobregat, Nico Williams y Mikel Merino nacidos en Pamplona o Mikel Oyarzabal, que siendo vasco lo llaman «traidor» en su pueblo por lucir con orgullo la camiseta… esa es nuestra selección a la que nadie debería pedir el carnet de identidad aunque Gabriel Rufián vuelva a decir que son «catalanes y vascos creando y rematando y españoles aprovechándose», ¿y que son sino catalanes y vascos más que españoles? ¿Cuánto cree Rufián que tiene Cucurella de independentista?
Esta es una selección que representa a una España abierta, joven, divertida, talentosa, de piel negra, tostada o blanca, catalanes, vascos, andaluces, o madrileños… futbolistas a los que desde el principio han intentado utilizar políticamente. Ahora estamos a las puertas de los Juegos Olímpicos, otra vez volvemos a ondear misma bandera que nos debería unir a todos… a ver por donde salimos.
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