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Coincidí con Mar Siles en Salamaq. Siles es la directora del IRNASA y ha sido la pregonera de las Fiestas de Salamanca. Le expliqué cuánto me había emocionado escucharla hablar de Ciencia e Investigación en el balcón principal de la Plaza Mayor a nuestros paisanos. Que estos viesen que los investigadores (en su caso, científico) son de carne y hueso, y van de bares y pinchos. Y que describiese a Salamanca como faro y cuna de talento. Iluminamos y formamos. Coincidimos en la presentación de resultados preliminares de algunos proyectos de investigación promocionados por la Diputación con el apoyo de empresas privadas y la Universidad de Salamanca. La Ciencia ocupa un lugar especial en Salamaq y eso la hace distinta a otras ferias. Hablaron Enrique Monte, Isabel Revilla, Raúl Rivas, Sonia Rodríguez, Carlos Palacios o José Sánchez, gente de Ciencia e Investigación volcada en el campo. Profesionales que buscan lo mejor para este: semillas y biofertilizantes más eficaces y respetuosos con el medio ambiente, producción de cerdo más rica, miel más dulce, una dehesa mejor... y aquí supimos que animales incompatibles en apariencia la comparten. Siles podría haber señalado desde el balcón algún medallón placero que incluyese a un hombre de Ciencia, pero no hay ninguno. Son ilustrísimas de la Literatura, la Filosofía o la Música, maestros de las Letras, pero no hay nadie con un microscopio en la mano, por ejemplo. Las mujeres no son, entonces, la única carencia de nuestro medallero principal a pesar del Omnium scientiarum prínceps salmantica docet legendario, pero tengo fe y estoy seguro de que con el tiempo algún medallón contará con un científico. O científica.

Los taurinos me replicarán que tampoco hay toreros en ese medallero y es cierto, pero el Olimpo de hombres vestidos de luces está junto a La Glorieta, que hoy entra en la escena de las ferias. José Falcón, Pedro Gutiérrez, Julio Robles y Santiago Martín, “El Viti”, nos dan la bienvenida cuando acudimos a la plaza, y aún podrían ser más si algún día Emilio Ortuño, “Jumillano”, o Juan José ensanchan ese Olimpo estatuario con su presencia. Lo más parecido a esto en el ámbito de la Ciencia son los vítores que salpican de talento (y luz) nuestras paredes universitarias: no están todos los que son, pero son todos los que están. Algunos vemos a La Glorieta como el Paraninfo de la tauromaquia; el otro, el universitario, abre sus puertas mañana para un nuevo curso. Eva María del Valle, ingeniera química, impartirá la lección inaugural hablando del ingeniero como un intruso cordial en la Biomedicina. Suena a lección amable, divulgativa y reivindicativa. Y científica, claro. La ingeniería estudia, por ejemplo, que la quimioterapia se pueda aplicar con aerosol, en un ejercicio de “intrusismo cordial”, que ella conoce muy bien. Internet nos revela cuánta ingeniería hay en la Medicina y cómo aumenta su presencia en la Biomedicina.

Mar Siles y Eva María Valle son mujeres y estamos en un tiempo de descubrimientos para muchos. Hay mujeres científicas. En Salamanca, muchas y debieran ser más: Susana Marcos, María Salgado, Laura Gutiérrez, Lola Pereiro, Sara Gutiérrez, Ainhoa Martínez, Rosario Alonso, Sara Yunta... son algunas investigadoras científicas salmantinas que han sido noticia estos últimos meses. Talentos y faros. La estadística dice que tres de cada diez investigadores españoles son mujeres y que su número crece. El medallón está más cerca.

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