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Esto es el salmantinismo

Lunes, 30 de noviembre 2020, 04:00

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Reconozco que hasta hace unos meses era un completo ignorante en eso de hacer la compra, buscar el mejor producto y aprovecharme de las ofertas más jugosas. No es que ahora sea un experto en la materia, pero algo he aprendido. Eso sí, desde el primer momento he tenido claro que la prioridad era adquirir productos de proximidad. Da igual que en ocasiones (las menos) obliguen a rascarse un poco más el bolsillo. Es un deber moral que cualquier consumidor tendría que asumir.

Salamanca tiene la suerte de ser una de las provincias más ricas y variadas en cuanto a productos agroalimentarios se refiere. Un tesoro desconocido para muchos que necesita en estos momentos más apoyo que nunca. Todos sabemos que tenemos unos embutidos extraordinarios, las mejores lentejas del mundo en ‘mi ‘Armuña, el soberbio queso arribereño, los apreciados vinos serranos o la deliciosa carne de morucha. Pero hay mucho más. Y somos los salmantinos los que debemos descubrirlo y exigirlo. Solo de esta manera las grandes y pequeñas superficies apostaran por el género local.

Hace unos días me llevé una grata sorpresa cuando en mi frutería habitual encontré manzanas salmantinas. ¿Cuánta gente sabe que en esta provincia se cultiva esta fruta? No son unas manzanas uniformes que sirvan para ilustrar un cartel promocional. Pero su sabor es un auténtico escándalo. No pasan por cámaras, llegan directamente del árbol a la mesa y su precio es mucho más reducido que el de la mayoría de manzanas del mercado. Lo mismo sucede con las naranjas de las Arribes, cada una de su padre y de su madre, pero con un dulzor suculento.

Uno de los sectores que más necesita el respaldo directo del consumidor es el apícola. A estas alturas es vergonzoso que se pueda vender miel de China sin que esa procedencia aparezca en la etiqueta. Todo se resuelve con un tramposo “envasado en Salamanca”. No nos conformemos con esa miel de sabe Dios dónde que llena las estanterías de muchos supermercados. En esta tierra tenemos el mejor regalo de las abejas en localidades como Valero y San Miguel de Valero. Exijámoslo en nuestras tiendas de confianza y lo tendremos.

En esta tarea de promoción de lo que los modernos llaman artículos ‘kilómetro cero’ hay que aplaudir el trabajo que se hace desde iniciativas como Salamanca en Bandeja. También hay que pedir a todos los artesanos que no sean conformistas, que tengan amplitud de miras y aprovechen el poder del marketing digital y de una corriente creciente que apuesta por los alimentos naturales y cercanos. Por eso siempre hay que ir más allá.

En uno de mis últimos viajes a Portugal quedé prendado de un proyecto que se desarrolla en Melgaço, en la región norte. Este municipio es conocido mundialmente por su vino albariño. Cuenta con casi una treintena de pequeños productores que miman su uva con un dedicación y entrega admirables. Pues bien, en una elegante casa señorial en el centro de la localidad está ubicado el ‘Solar do alvarinho’. Se trata de una especie de oficina promocional del vino local donde cada visitante pueda hacer una cata gratuita de varios caldos y luego comprar en una elegante tienda repleta de productos locales de todo tipo. La iniciativa cuenta con el respaldo financiero de los bodegueros, conscientes de que muchos turistas no tendrán tiempo para acudir a sus bodegas, pero sí a descubrir su vino en el ‘Solar do alvarinho’. ¿Por qué no podría hacerse algo similar en La Alberca, Miranda del Castañar o en la propia capital? Que el visitante llegara, catara y comprara.

Es momento de dar un paso al frente y llevar nuestro salmantinismo a la práctica. Que las empresas estas Navidades solo incluyan en sus cestas productos de la tierra y entreguen a sus trabajadores bonos para gastar en bares y restaurantes charros. Cada gesto cuenta porque ahora más que nunca debemos remar todos a una por esta provincia.

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