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Es lo que hay

Martes, 26 de noviembre 2019, 04:00

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Pasan los días, el mes se agota, las expectativas no varían y buscar cobijo ante la incertidumbre política, por lo que se barrunta que viene de camino y al paso que lleva es muy probable que acabe llegando, se ha convertido poco menos que en un ejercicio de supervivencia. Y en ello andamos, tratando de ver la manera de evitar este mundo de ruidos y nueces, que no consiste en quitarse del medio, ni en hacerse el sordo sino en el hecho de saberlo administrar sin dejar de escuchar su aburrida cantinela, seleccionando lo que llega a los oídos, prestando atención sólo a lo inteligente y aparcando lo demás, empeño nada fácil.

Salamanca ofrece la posibilidad de encontrar oportunidades con solo proponérselo. No hay que buscar mucho, se encuentran al paso y a poco que pongan atención se topan con ellas. Pues a por ellas si no quieren sentirse acosados con la matraca de unos y de otros [políticos todos] empujados por el afán desenfrenado de querer ganarse el pan suyo de cada día [los unos] o de no perder el chollo de seguir ganándoselo como hasta ahora [los otros].

Es lo que hay, lo que se ve, se oye y se respira en los ambientes, pero no en todos, hay lugares y momentos en los que ni se ve ni se oye ni se respira eso porque se cuecen otras cosas, es solo dar con ellos, meterse dentro y notar la diferencia.

¿Dónde y cómo? Dándole vueltas, pero no a la cabeza sino a la Plaza Mayor, punto de partida a todas las partes. En esta ciudad nuestra de cultura y saberes no hay más que echar mano de lo que hay, ejercer de lo que -dicen- que somos (cultos y sabios) y dejarse llevar, por ejemplo, de peregrinación al DA2, lejos de todas partes, donde hay mucho que ver y descubrir que no es tiempo perdido, o ir de conciertos al CAEM, esa enorme caja de música, lejos también de todas partes, que de vez en cuando abre sus puertas y se deja oír. Tampoco faltan conferencias que pronunciar, ni libros que presentar un día sí y otro también. Y los guerreros de terracota, piquete del ejército del primer emperador de China, Qin Shi Huang, de paso por Salamanca camino de otras partes. Estos tienen su momento, porque no han venido para quedarse, y su lugar, la sala de exposiciones de San Eloy. Buscar cobijo junto a tan peculiar tropa no es mala idea. Una vez allí, metido en ambiente entre guerreros con tanta mili en el macuto como la guardia pretoriana de Escipión el Africano, se sentirá desplazado a tierras lejanas y tiempos remotos, muy de agradecer por lo que nos brinda la tediosa actualidad de estos días centrada en el bochornoso espectáculo que nos vienen dando quienes andan metidos en esta batalla desvergonzada e indecorosa por el poder.

Sin embargo, por mucho que uno intente alejarse de ella, se meta donde se meta, no puede. Es lo que hay: Que si el PSOE se entrega a la voluntad de ERC y negociará una mesa de diálogo sobre el futuro de Cataluña para asegurarse la abstención de los republicanos, pero de una mesa de diálogo entre gobiernos, no entre partidos, y sin condiciones, alto precio a pagar por Sánchez si quiere seguir en La Moncloa. Que si Podemos entra a saco en el reparto de carteras ministeriales y le exige a Sánchez las de Igualdad y Trabajo más las que vaya sobre la marcha reclamando según avance el preacuerdo, cuando no hay nada que repartir por mucho que se haya autoproclamado Sánchez candidato, pasándose por el forro las formas, los plazos y al propio Rey, dando por hecho la investidura, que está por ver. Y más exigencias. La de Urkullu de pactar con Sánchez un nuevo estatuto de Guernica con más competencias, entre ellas la autodeterminación, como importe a su investidura.

Es el cuento de la lechera pero en versión obscena, en el que tanta bajada de pantalones ha acabado siendo el más integral de los “estriptis” actualmente en cartel, el de Sánchez en pelotas. Pero es lo que hay. El hedor se mete por los poros, es el aroma de la actualidad, y por más que uno intente escapar de él no llega a conseguirlo del todo.

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